CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

jueves, 23 de abril de 2015

La Francesada en la Villa de Fuentelcésped

La Francesada en la Villa de Fuentelcésped

A la memoria de mi amigo
Antonio García Montes, de
quien tanto aprendí del pasado
de Fuentelcésped.



H
ace muchos años, Antonio el de la Romana, como era conocido, fue primer edil de la villa, en una de las épocas de prosperidad de la misma, cuando los alcaldes dejaron de ser designados por el Gobernador Civil de la provincia a instancias del Presidente de la Diputación, eso fue a principios de la década de 1980. Pero los relatos de hace dos siglos son los que recuerda haber oído a sus mayores y que, supuestamente a ellos les fueron referidos, es la época conocida tanto en la comarca y en otras como La Francesada y que la historia denomina como La Invasión Francesa.

Dada la situación geográfica de Fuentelcésped, a media legua del Camino de Francia y como de una y media de Aranda de Duero, donde el mando francés había instalado la subprefectura, cuya jurisdicción abarcaba una gran extensión de poblaciones más allá de la comarca ribereña, no era ajena la población al trasiego del ejército francés por la villa de un modo cotidiano a pesar de estar apartada, según se ha indicado, como 4 kilómetros de lo que fue el Camino Real de Francia, actualmente la Autovía del Norte, más con pequeñas variantes en su trazado original.

Ante constantes sublevaciones y actitudes hostiles de los pueblos ocupados, decretó el alto mando invasor severos castigos para evitar bajas en sus filas por parte de la población civil, entre tantas medidas dictadas se amenazaba con pasar por las armas a 5 lugareños si algún soldado francés era encontrado asesinado, o tener algún indicio de haberlo sido. Sin ningún lugar a duda esta villa, al igual que innumerables poblaciones, fue testigo de escaramuzas costando la vida a más de algún prepotente oficial francés como algún miembro de su soldadesca. Fingiendo simpatía y colaboración, se les conseguía con argucias y engaños aislarlos y así en solitario poder acabar con su vida, muchas veces solos los habitantes y otras con la ayuda de miembros de partidas guerrilleras de la zona.

Es recordado un fornido personaje, llamado El Tío Besuga, que aprovechaba la ocasión de grupos aislados de franceses perdidos, al preguntarle por el camino para Carrabias (Refiriéndose a la cercana población de Carabias ya que les había insistido el mando pronunciarlo de esta forma para ocultar el "gorgogeo" que en su fonética es característico.) Este paisano les enseñaba el paso, lo situaba por la puerta  de un corral, donde les instaba que pasasen de uno en uno, esperándoles tras la puerta, propinándoles un tremendo golpe, arrojándoles acto seguido a un pozo inmediato.

En cuanto a otras escaramuzas en la villa, lo que quedaba después era ocultar el cuerpo del delito, y burlar así las anunciadas represalias duras por cierto por cada soldado francés encontrado muerto como he referido; por lo tanto el cadáver, pertrechos, insignias, armamento y caballerías eran enterrados y tabicados en antiguas bodegas para que no pudiese ser hallado ningún rastro incriminatorio. Se dice que dichas bodegas son las que en la actualidad se encuentran algunas hundidas y semicegadas y que alguna vez horadaron el suelo bajo las antiguas eras de la zona de Los Pajares, en el primitivo camino de Milagros.

El final o desenlace de esta crónica ya es asaz conocido…


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