La
Plaza de España
El
edificio civil más importante es sin duda la Casa de la Villa, que alberga el
Ayuntamiento, edificio de dos plantas con balconada, sus orígenes datan de la
segunda mitad del siglo XVII, la parte superior aloja la oficina del
consistorio y el salón de plenos; en la baja unos soportales con columnas de
piedra conforman cinco arcadas y el bar del pueblo, estrenado hace,
relativamente, pocos años. Remata la fachada un reloj que marca la vida de la
villa, en su frontón que sirve de cumbrera, aparece la fecha de la última
restauración del edificio, nadie diría que hace mas de un siglo antes de
construirse los otros edificios docentes sirvió también de escuela donde
asistían 150 alumnos.
Frente
a esta construcción, casi en el centro de la plaza, un templete que entre el
mes de mayo y la vendimia, cobija una antigua cruz de madera labrada, conocida
como "el mayo". Consta documentalmente, que en ese mismo lugar
talaron una centenaria olma ya que dificultaba los festejos taurinos que se
celebraban en la plaza para las fiestas de San Miguel, existe documentación del
año 1638 que el Concejo de la Villa adquirió tres novillos para estas fiestas,
luego de antiguo le viene el arte taurino, ahora obsoleto, a la Villa; no
debemos olvidar las no muy lejanas localidades de Cuellar y Peñafiel de donde
se disputan celebrar los encierros más antiguos de España. Pero esta olma para
unos, según documentos era un centenario moral, que a su sombra se hubieran celebrado
innumerables juntas concejiles; es sabido que en 1641 el Ayuntamiento encargó a
un maestro de obra la construcción de ocho gradas perimetrales de piedra y
proteger el árbol, favoreciendo la presencia de vecinos bajo su sombra. Sin
ningún lugar a dudas la tala del árbol obedeció a la creencia de actitudes
paganas, al igual que pasó en innumerables sitios cristianizados, al ser el
árbol considerado símbolo pagano se consideraban ritos cualquier reunión
mantenida bajo el mismo, y claro está, el poder eclesial de entonces no debía
ni podía consentir nada de ritos paganos, máxime como otros al no poder
cristianizarlos. De todos modos argumentos más o menos convincentes no faltaron
en su momento, el más esgrimido fue acerca del
peligro que corrían los niños que se subían a él para comerse los dulces
frutos.
Las gradas se desmontaron con posterioridad y sirvieron de columnas para la construcción de los soportales del Ayuntamiento, que son las que en la actualidad se conservan.
Las gradas se desmontaron con posterioridad y sirvieron de columnas para la construcción de los soportales del Ayuntamiento, que son las que en la actualidad se conservan.
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El Mayo, en el centro de la plaza (Fotografía Pedro J. Bartolomé) |
Existen
datos, de en torno a la primitiva construcción que precedió al actual templo
parroquial, de que pudo tratarse de una iglesia románica, y por supuesto de
menores dimensiones que la coexistente; por algún resto de piedras entre ellas
un capitel de una columna (que utilizan para sujetar el "ramo" de
rosquillas, que se elabora en las principales fiestas de la localidad siento
bendecido y gozando casi de veneración); es de suponer sin ningún lugar a dudas
que su traza sería muy similar a la de El Casuar, al menos por la
contemporaneidad, puesto que el asentamiento fuentelcespense se le supone
anterior, por lógica, al faltarnos datos documentales. Este primitivo templo
poseería un atrio orientado a mediodía que protegería de las inclemencias de
los fenómenos meteorológicos a los que allí se albergaban, bien fieles a la
entrada y salida de los oficios, miembros concejiles en sus asambleas, y pueblo
en general como era de menester. Por eso al desaparecer el atrio porticado, no
cabe la menor duda de afirmar que fuera bajo el citado árbol el lugar idóneo
para la celebración de los consejos de la villa.
Al desmontar las gradas, sus sillares se
utilizaron para construir las columnas de las arcadas de la Casa de la Villa.
Sin embargo después siguió dificultando
dicho templete, quizás más que el moral, la suerte de la lidia taurina, pero
siempre es esta comarca prima mas el carácter religioso que cualquier otro por
muy natural que sea; por otra parte hace mucho tiempo que Fuentelcésped no
presencia eventos taurinos, ni en la plaza ni en otro lugar de la villa, y eso
que tuvo grandes aficionados al arte, fiestas en cosos improvisados, con carros
y talanqueras, que al igual que en infinitas localidades de nuestra geografía,
primero serían los paisanos quienes dando toda su voluntad tenían la valentía
de enfrentarse al astado; después serían cuadrillas con novillero o matador de
poco renombre, que se cebaban en la res poniendo más banderillas sobre el lomo
que velas en un pastel de cumpleaños de un jubilado; allí toreaban todos, desde
el "maestro" a los subalternos los cuales daban mas pases que
capotazos. Muchas veces la hora de la verdad tras innumerables intentos tenía
que rematarla la pareja de la Guardia Civil, ante la ineptitud del torero o
sobresaliente; tras el reglamento taurino quedó tan olvidado aquello como los
acontecimientos de tauromaquia en esta y otras localidades.
Más
es triste ver la eterna amenaza a los nobles vegetales que alcanzan la dignidad de árbol, que
bien por fobia a los mismos, enfermedades como la grafiosis no dejó un olmo
vivo, y sobre todo el hombre, declarado el primer enemigo del árbol, como
deforestan nuestros montes y localidades, un irremediable mal que tarde o
temprano todos pagaremos.
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