CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

viernes, 8 de mayo de 2015

Los últimos incendios acaecidos

Los últimos incendios acaecidos

Era el 13 de Marzo del 2013, a pocos días de la llegada de la primavera, en una vivienda próxima a la Calle Arias de Miranda, a escasos treinta metros de la Plaza de España.se declaró un incendio del que afortunadamente no hubo que lamentar víctimas.

El Diario de Burgos del día siguiente nos lo narraba con todo lujo de detalles:

En una gélida y desapacible tarde como la de ayer, donde el fuerte viento y las bajas temperaturas, aderezadas por rachas intermitentes de nieve, invitaban a quedarse en casa al calor de la lumbre, una anciana de Fuentelcésped estaba plácidamente en su casa, cercana a la Plaza Mayor de la localidad, cuando unos vecinos que pasaban por las inmediaciones de la vivienda se percataron de que, del tejado del inmueble, salían llamas. Su primera reacción fue avisar a la señora, que salió inmediatamente de su casa refugiándose en la de los vecinos de enfrente.
Los que detectaron el incendio tardaron escasos minutos en avisar a los familiares de la dueña de la vivienda, su hija y su yerno, miembro de la corporación municipal de la localidad, que se desplazaron sin perder un segundo hasta allí, ya que ella se encontraba en Vadocondes y él en Aranda trabajando. De manera simultánea, se daba aviso al servicio de emergencias 112, quien derivaba la alerta al Parque de Bomberos de Aranda y a la Guardia Civil.
Mientras se estaba a la espera de que llegasen los efectivos de la Benemérita y del cuerpo de extinción de incendios arandino, los vecinos echaron mano de lo que tenían cerca, cogiendo algunas mangueras y sacaron tres bombonas de butano que la mujer tenía almacenadas en la parte baja de la vivienda, que no se vio afectada por el incendio, al igual que la segunda planta.
La pronta intervención de los bomberos impidió que las fuertes rachas de viento extendiesen el fuego por la vivienda y por las edificaciones aledañas. Las llamas se quedaron reducidas a la parte superior del inmueble, que se utilizaba a modo de desván de la casa, donde estaban acumuladas cajas y muebles con enseres de esos que ya no se utilizaban en la casa, muchos de ellos cargados de recuerdos. Por ejemplo, los libros de la universidad de uno de los hijos de la señora fueron los primeros que los bomberos tiraron a la calle, un poco chamuscados, para evitar que los posibles rescoldos del fuego pudiesen cebarse con ellos.
Mientras los efectivos del servicio de extinción de incendios de Aranda se afanaban por sofocar las llamas y el humo, ayudados por el yerno, y eliminaban las tejas que aún quedaban en pie para evitar que cayesen a la calle, la anciana observaba la escena y se preguntaba en voz alta que porqué no podía entrar en su casa para ver cómo había quedado todo, a lo que su hija le decía que tendría que esperar a que acabasen el trabajo para poder comprobar los daños en persona. Afortunadamente, las llamas no afectaron a la mayoría de la casa, por lo que el arreglo de la misma se limitará a la limpieza interior, ventilación de la vivienda para eliminar el olor y, por supuesto, reponer el tejado.

Imagen aparecida en el Diario de Burgos
Poco tiempo después, tras retirar una cubierta provisional de lona, se procedió a la reparación de las partes afectadas por el siniestro reparándose el tejado en su totalidad. Aunque parece todo acabado, todavía perdura el mal recuerdo de la propietaria y su familia.

Curiosamente, algunos años antes y cien metros más arriba de esta misma calle por causas similares, tal y como le indicaron sus propietarios, Jesús y Teresa, a este cronista, hubo que lamentar otro incendio, que igualmente destruyó el desván y la cubierta de la vivienda.

Como este cronista no acepta las casualidades, navega siempre por el lado de las causalidades; culpando del tema al escaso mantenimiento que se aporta a los huecos de las chimeneas, que con el desgaste y las elevadas temperaturas que soportan se daña el mencionado hueco poniéndolo prácticamente en contacto con las vigas de madera; así los consabidos incendios acaecidos.

Es de rogar, tanto a esta Junta Municipal o la que pueda salir elegida dentro de unos días, elabore un plan municipal de prevención de incendios por dichas causas, paralelo a una campaña de concienciación ciudadana, y que se aporte una necesaria partida suficiente para instalar hidrantes por doquier, sobre todo cerca de viviendas cuya estructura interna está basada en la madera, poniendo a disposición del vecindario los medios suficientes en el probable caso que se produzca un incendio.

Estamos todos tan familiarizados con nuestras lumbres y hogueras que hemos perdido el miedo al fuego. 

Este cronista, desgraciadamente, ha presenciado infinidad de trágicos incendios en el monte y no llega a entender (dicho esto con el respeto debido) la alegría de muchos paisanos al encender hogueras tanto en las calles de la población como en el campo. Recordemos que el calamitoso incendio de Guadalajara, comenzó en una barbacóa totalmente aislada... así que nos sirva de ejemplo. 

Aquel incendio en la provincia de Guadalajara, fue algo realmente imperdonable, que todo quede en la conciencia de cada uno.

Sigo como siempre criticando costumbres heredadas de practicar hogueras en el campo; siempre se afirma que nunca ha pasado nada... eso claro está, hasta que ocurre.

Lamentablemente le hemos perdido el miedo al fuego, la mayoría por que afortunadamente jamás se vió en un incendio, habrá que replantearse que predomine el sentido común y la prudencia ante este tipo de hogueras.

Nunca es tarde si la dicha es buena.


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