CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

martes, 22 de diciembre de 2015

La tradición de los quintos (y las “quintas”) ¿Solamente en Fuentelcésped?

La tradición de los quintos (y las quintas”)
¿Solamente en Fuentelcésped?

Para todo aquel que no tenga la mínima idea de lo que representó, y todavía representa la tradición festiva de "Los Quintos" en muchas localidades, incluido Fuentelcésped; nada mejor para una información más completa que comenzar con la citada historia de los “los quintos” en el ejército español, la cual se remonta a un día: el 17 de diciembre de 1732 que es cuando se establece por primera vez en España el sistema de levas y quintas para nutrir el ejército nacional.  
  
El nombre de quintos proviene de la “contribución de sangre” u obligación de servicio militar que Juan II de Castilla impuso en 1426, según la cual uno de cada cinco varones (La quinta parte) debía servir en el ejército y  que Felipe V retomó en el siglo XVIII.

El ejército nacional fue introducido en España, por Felipe V en 1705, formado por soldados profesionales mediante recluta voluntaria, y por supuesto reforzados por quintas forzosas, basadas en elegir a un hombre de cada cinco – al ser uno de cada cinco constituía la quinta parte, de ahí el nombre de quintos- a lo que hay que añadir las levas forzosas, formada por "vagabundos y gente sin oficio” y que en todos los casos duraba ocho años, por lo que los soldados de las quintas se convertían en realidad en profesionales.


Años después y ya en el siglo XVIII, la recluta voluntaria disminuyó sensiblemente y se solucionó en 1732, mediante esta quinta anual para mantener los efectivos que no se hubieran cubierto, cuyo número era asignado por sorteo entre solteros de entre los 17 y 36 años, que reuniesen requisitos de talla y robustez, sin admitirse vagabundos ni desertores, ni poder sustituir al elegido, ni librarse por dinero quien podía hacerlo.

La Guerra de la Independencia de 1808, supuso la participación masiva voluntaria en la lucha contra el invasor, hasta el punto de que puede decirse que casi la totalidad de los hombres útiles entre los 16 y los 40 años tomaron las armas en el transcurso de los seis años que duró la lucha.

Acabada la guerra, las Cortes de Cádiz intentaron crear un modelo de ejército nacional, pero permitieron la “redención en metálico”, es decir librarse previo pago del servicio y en 1821 se redujo este a seis años y estableció la edad de 18 a 25 años para el alistamiento.

En 1867 se redujo de nuevo a cuatro años y durante la I República en 1873, se abolieron las quintas y el ejército sería sólo de voluntarios, pero, ante el fracaso de los alistamientos, casi inmediatamente se volvió a recurrir a las quintas.

La ley de 1912 estableció la duración en tres años, creándose el “soldado de cuota”, llamado así por obtener una reducción del tiempo en filas, mediante el pago de una cantidad de dinero, pero con la llegada del franquismo, la Ley de Reclutamiento de 1940, supuso la eliminación de excepciones  y incorporación de todo el contingente, con una duración de dos años, más veintidós en la reserva.

En 1968, se redujo el plazo entre quince y veinticuatro meses y el resto hasta los dos años, se consideraba “servicio eventual”, plazo que fue reducido en 1984, a doce meses y por último en  1991, se fijó el tiempo en nueve meses y la reserva en  tres años.


Aunque hoy el servicio militar ha desaparecido en España, incomprensiblemente, ya que no tiene ninguna razón de ser actualmente,  en muchos lugares los quintos se han convertido en una tradición festiva, la mayoría desconocen actualmente tanto el origen como el inicio de la tradición, por la que los jóvenes, al cumplir la mayoría de edad, hacen una especie de fiesta para recordar (?) a los antiguos quintos.

En muchos lugares, eran costumbre las rondas por parte de los Quintos o mozos que eran llamados a filas, y se celebran recorriendo las calles del pueblo, acompañados de una charanga con los instrumentos más insólitos y al final de las rondas, en que recogían dinero y especie, mataban un cordero y con lo recogido estaban de  fiesta varios días.

Luego dependiendo del lugar de la geografía, los ritos convertidos por generaciones en protocolarios eran de lo más diverso.

La noche del sábado santo y madrugada del domingo de resurrección, era en la mayoría de los lugares donde los quintos obtenían casi patente de corso para lo que se les viniera en gana, los forasteros con novia en el pueblo estaban obligados a pagar una ronda salvo pena de verse flotando en el pilón de la fuente; colocaban ramos en la reja o balcón de su novia o chica que pretendían…

Aunque, como ya hemos dicho, desde años ya no van a la mili, en muchas localidades, se sigue manteniendo la tradición de medir y pesar a los quintos. Es lo que se llama "tallar". Castilla y León y Castilla-La Mancha, tienen como tradición los quintos talar un árbol verde y sin desbrozarlo colocar el mayo, o la viga, o el pino (así se llama el árbol talado para esta tradición) en la plaza del pueblo o delante de las casas de las jóvenes solteras.


Eran costumbre las rondas por parte de los Quintos o mozos que eran llamados a filas. Las rondas se celebran recorriendo todas las calles del pueblo acompañados de la orquestina y de los instrumentos más insólitos. Actualmente apenas se dan estas rondas debido a la ausencia de gente joven o “moza” en el lugar. En su recorrido invitan a los transeúntes a beber de la bota. Todavía existen muchísimas localidades que han recuperado y siguen interpretando en sus rondas las tradicionales “canciones de quintos”.

Además de la baja población juvenil actual en el medio rural, que hace que se pierdan bastantes tradiciones, otras, sin embargo, se han abandonado por motivos racionales porque suponían el maltrato a los animales, como, por ejemplo, en ciertas localidades de Castilla y León, los quintos pasaban al galope a lomos de un caballo para agarrar por el cuello a unos gallos o pollos que colgaban atados de las patas en la plaza del pueblo. Sin embargo, se abandonó en la década de los 70 y 80 por su crueldad, ya que morían porque se les arrancaba el cuerpo de la cabeza atada, aunque la tradición en vez de perderse fue sustituida en unos casos por sacos colgados rellenos de plumas. Este rito aún se conserva en ciertas zonas de Toledo.

Otra de las celebraciones abandonadas y una de las más famosas, por su repercusión mediática en la década de los 90, era el lanzamiento de una cabra desde un campanario. Al caer la cabra era recogida mediante una manta. Esta tradición era realizada en Manganeses de la Polvorosa (Zamora).

Las “quintas” de Fuentelcésped.

Una vez hemos tratado de definir y sintetizar el porqué de los quintos y sus tradiciones, vamos a contar algo que solo existe en la Villa de Fuentelcésped,  algo insólito en toda España, que son “las quintas”. Aunque según noticias, también existen quintas en un pueblo leonés de la montaña de Riaño llamado Prioro; pero estas quintas tanto de un lugar como del otro, jamás fueron al servicio militar, ni fueron talladas ni ninguna de las formalidades que se pedían a los quintos, simplemente por la razón de que la mujer nunca fue al servicio militar de reemplazo, solo al actual ejército profesional.

Pero ¿Desde cuándo son conocidas las Quintas en Fuentelcésped?

Nos remontamos  a la Pascua de Resurrección del año de 1.963 cuando los quintos de ese año organizaban un baile, casi siempre pagado por estos,  y al día siguiente en la comida que tradicionalmente solo asistían los quintos, invitaron a todas las chicas que hubieran nacido el mismo año que ellos, es decir.. de la  misma quinta. Curiosamente asistieron una media docena de mujeres de dicha edad, la mayoría casadas, por lo que lógicamente acudieron también invitados sus consortes, a pesar de ser de quintas anteriores.

Concluyendo el acto, según nos lo han referido, concluyó con el cántico  en la ermita de una Salve  a la Virgen de Nava.

Aunque ya el protocolo de ir a tocar diana el primer día a las autoridades ya se ha perdido de algún modo, ahora y de modo tardío con improvisados instrumentos acuden el domingo de resurrección de casa en casa, solicitando la propina y ofreciendo anís y dulces a los vecinos.

Una tradición a punto de perderse, ya que cada vez son menos los quintos existentes, puesto que la tradición verdadera murió, el mismo día que se acabó el servicio militar de reemplazo.


Fuente principal: http://citaconlahistoriajm.blogspot.com.es/ José María Hidalgo López




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