CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

martes, 5 de mayo de 2015

Un fuentelcespense profeta en su tierra


Un fuentelcespense profeta en su tierra

E
l declive de la villa de Fuentelcésped, dicen comenzó allá por 1910, años antes superaba los 1000 habitantes; cuando la filoxera se cebó en la vid, principal recurso de la población, causando una verdadera ruina. Se repoblaron años después gracias a un vecino emigrante de la localidad, un tal don Fabriciano Pascual Sanz, que de California, aporto en uno de sus viajes, sarmientos descendientes de los que Fray Junípero Serra llevó a tierras americanas y plantaron por doquier en aquellas tierras del sur de Estados Unidos, pero al ser insuficientes la crisis vitivinícola se prolongaría al menos tres años más, que tardarían en dar los primeros frutos las nuevas cepas. Hay octogenarios que niegan este suceso, atribuyendo al entonces presbítero Cándido Herrero la labor de importar sarmientos de Francia creando un vivero del que posteriormente serían replantadas sus cepas, algunas de las cuales sobreviven a su longevidad y convenientemente seleccionados sus frutos, así como el proceso de vinificación, dan uno de los mejores tintos de la Ribera.

F
abriciano Pascual Sanz, conocido parcamente por sus familiares descendientes y por muchos fuentelcespenses por su libro América fue mi destino, en el que de forma autobiográfica nos transmite una serie de narraciones cuyo origen gira alrededor de Fuentelcésped. El la página 64 del diario ABC fechado el sábado 23 de Marzo de 1985, su entonces director, y miembro de la Real Academia Española,  Torcuato Luca de Tena narra a modo de entrevista muy particular, una reseña biográfica de nuestro paisano:



Don Fabriciano Pascual Sanz, que en su juventud fue aprendiz de carpintero en el pueblecito burgalés de Fuentelcésped y camarero en Madrid, y vendedor de calendarios publicitarios en México, y agente de suscripciones para ABC y “Blanco y Negro” en Guatemala, es ahora un hombre rico. Sus ochenta años cumplidos no restan un ápice de vigor a su salud ni empaque a su apostura…. Don Fabriciano, cuya invidencia le impide escribir, las dicta a su secretaria. “América fue mi destino” es el fruto de su recordación. Y la obra fascinante, la que más hondo ha calado en mi ánimo de cuantas he leído en los últimos años.  Porque este octogenario metido a narrador ha escrito ese libro que faltaba; la auténtica historia de un emigrante español en América.

…ha cometido un error: ser el mismo el editor de su libro. Con ello ninguna editorial de nombre lo tiene en sus colecciones. Un exceso de prudencia o de modestia, le impulsó a pensar que nadie –salvo sus familiares o amigos- podría interesar leer el libro de un novel de ochenta y dos años…


La historia de un emigrante, que según cuenta su libro hizo todo lo posible por ayudar en momentos muy difíciles a Fuentelcésped, donde realmente este “indiano” fue de algún modo “Profeta en su tierra”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario