CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

martes, 27 de octubre de 2015

Crónicas históricas sobre la villa de Fuentelcésped (I) (Siglos XI-XV)


Crónicas históricas sobre la villa de Fuentelcésped (I)
(Siglos XI-XV)

Tal y como en su momento se trató de demostrar, según diversos autores –incluida la teoría de este cronista- habíamos llegado a un remoto pensamiento en el que situábamos a los primeros pobladores de Fuentelcésped en torno de a principios del Siglo XI – Pedro Sanz Abad la sitúa a mediados o finales de dicho siglo –

 A pesar de que muchas noticias nos hablan de la repoblación arandina en el siglo IX, un dato documental, por supuesto más fiable por tanto que el anterior, nos traslada al 1.088 al celebrarse en Aranda el denominado Concilio de  Husillos, lo que ya reviste a la villa arandina de unas grandes características, casi de ciudad, lo suficientemente grande, para que otras aldeas de avanzadilla al sur, a modo de colonos en la Reconquista, se vieran protegidas de algún modo por la proximidad de Aranda, de la aceifas morunas que acosaban constantemente a estas pequeñas e incipientes poblaciones.

 Y entre esas pequeñas aldeas surgidas más al sur, casi con seguridad se encontraría en sus comienzos lo que actualmente es conocido como la Villa de Fuentelcésped que es la que nos ocupa, sin que se conozca, por supuesto, ninguna batalla en la conquista de su territorio, lo cual nos da una idea clara de una repoblación de tierras de nadie al no conocerse ningún castro primitivo, ruinas romanas u otro vestigio anterior similar que nos permita dotar al lugar de otra antigüedad muy superior, pero tampoco puede demostrarse otra inferior a los siglos X u XI, poniendo especial énfasis en este último siglo y casi con seguridad documentada en los primeros años.  A pesar de ello, este cronista se inclina que los primeros asentamientos en la Villa, cuando ni siquiera era aldea, tanto la Villa de Fuentelcésped, habría cumplido su primer milenio, desde que el primer repoblador se asentó en sus tierras, cerca de la actual fuente grande y al abrigo del cerro de Santa Barbara, junto al abundante césped que entonces cubría el lugar que ahora ocupa la Plaza de España.



Teniendo en cuenta las etapas de la reconquista, afirma Pedro Sanz, y repoblación de la región meridional del Condado de Castilla, podemos pensar que el poblado primitivo de Fuentelcésped pudo nacer hacia finales del siglo XI, - Época algo posterior a la que señala el cronista, cuando realmente se habla del primer asentamiento en el lugar -. cuando, después de rechazada la última expedición musulmana contra Lara y los montes de Oca, el Rey Fernando I de León, Conde de Castilla, lanzó una gran ofensiva contra los reinos moros y tomó gran parte de la Extremadura «como corre el Duero desde Soria por Almazán, Osma, Aranda y Simancas por la una y la otra orilla hasta donde se extendía entonces el Condado». Hemos de relacionar el nacimiento de este poblado con el castillo de Torregalindo, que vigilaba el valle del Riaza, ya que, según se cree, en el monte de Santa Bárbara, bajo cuyo pie se cobija el caserío de la villa, había establecida una atalaya con la misión de avisar la proximidad del enemigo.

Atalaya, fortaleza, castillo o palacio que ya aparece en las crónicas del Cura Rionegro en el S- XVIII: No hay castillo, pero en la expresada cuesta de Santa Barbara desde donde se registran castillos y atalayas a distancia de algunas leguas, arrimando a la Ermita hay unas tapias de cal, argamasa y sola tierra con señales de haber sido o gran casa ó castillo ó atalaya. De tradición nada viene firme: unos dicen que fue Palacio de los Señores antiguos, otros que si fortaleza que el Señor Conde Fernán González hizo para defensa de esta tierra, en que anduvo,

También pudiera tratarse de las “ruinas” que al principio del S-XIV  Diego Ordoñez durante el largo periodo en que ha sido arrendatario de Fuentelcésped, a través de la Vid, ha construido una “casa fuerte” en la aldea, seguramente en el alto de Santa Barbara, casa fuerte que a requerimiento del Monasterio de la Vid, el monarca castellano Alfonso XI manda derruir. La existencia de esta construcción era contraria al señorío de la Vid. Los premostratenses se oponen a que haya una casa fuerte de los señores feudales  que perpetúe su dominio. Y de hecho, mientras en los pueblos de alrededor hay escudos feudales, no los hay en Fuentelcésped.




Sin necesidad de acudir a más pruebas documentales, de las que, por otra parte, carecemos, podemos afirmar que el primitivo poblado -«Fuente el Céspet», que dicen los primeros documentos, sobre todo el primero conocido que data del año  1.177, por lo que ya estamos hablando del siglo XII, y se supone al menos más de 100 años antes el primer asentamiento de la aldea; este documento que trata acerca de un pleito sobre los términos de Guma y Vadocondes, en dicho documento se mencionan  como peritos para recorrer términos a dos vecinos de Fuentelcésped: “ de Fuent Cespet, Quusso Ruuio, Micael Baraia”. Siendo estos los nombres de dos vecinos de Fuentelcésped más antiguos que conocemos, según este documento - , como otros muchos pueblos de la región (Fuentespina, Fuentenebro, Fuentelisendo...), nació junto al manantial que aflora abundante de la ladera del citado monte de Santa Bárbara. Las aguas de la fuente discurrían por su cauce natural hacia la plaza, donde tanta humedad produciría el necesario césped, para con la fuente conformar el nombre de la población, allí junto al césped lógicamente existiría una charca alimentada por el agua de las fuentes donde abrevaría el ganado; pero con posterioridad sería  necesario desviar las aguas y encauzarlas, principalmente cuando en el siglo XVII se decidió levantar la actual iglesia parroquial, de la que se comentará en el siguiente capítulo; debieron comenzar la antigua iglesia en el primer tercio del siglo X, antes del 1.130 casi con seguridad.

Con ello se consiguió un doble fin: librar de humedad a la nueva construcción y aprovechar mejor el caudal. De entonces datan la fuente actual, el lavadero y el encauzamiento de las aguas restantes hacia el camino de Aranda. -Para el aprovechamiento completo de las aguas que portan las capas freáticas del monte de Santa Bárbara en la primavera de 1.975 se procedió a la apertura de un pozo al lado de la iglesia, el cual ha proporcionado un caudal de nueve litros por segundo, cantidad más que suficiente para el abastecimiento de todas las casas del pueblo-.



De la primitiva iglesia, como iba comentando, de claro estilo románico por su época de construcción y por la “prueba” de dos capiteles de la misma que se conservan en la llamada sacristía vieja, muy modesta debió ser, por cierto, como correspondería al escaso vecindario . Su estilo muy similar a la cercana y actualmente arruinada: del Casuar, y con un atrio o portal bajo arcos en su muro meridional, donde algunas veces se reunía el concejo, en el caso que no lo hicieran “so la rama del nogal” que debía estar frente a la puerta del templo, y con el tiempo las autoridades eclesiásticas lo eliminarían por ser un rito pagano, reunirse bajo las rama de un árbol, aunque algunas también cristianizaron, este, tan  comentado, rito.

Simultáneamente a los comienzos cuando el pueblo se levantaba, se iba roturando la tierra del entorno, y los rebaños de ovejas y cabras pacían en los terrenos baldíos comunales –esto es, pertenecían a todos los vecinos y eran extensísimos entonces: todo lo no roturado- y los primeros barbechos así como el monte –también comunal y bastante más extenso que en la actualidad- del cual sacaban la madera para la construcción del caserío y leña para el hogar. Todo en régimen comunitario y gratuito: solo eran privadas las tierras cultivadas.

A lo largo de toda la baja Edad Media, inclusive en la posterior Edad Moderna, no nos cabe la más mínima duda de que Fuentelcésped disfrutase de una personalidad jurídica claramente singular respecto al conjunto de la Ribera burgalesa del Duero, lo que sin duda revirtió en un profundo desarrollo artístico con características propias. Su situación  en el extremo sur de la comarca arandina, en estrecho contacto con Segovia, propició que se quedara bajo la jurisdicción de este núcleo castellano como fruto del proceso de la Reconquista. Ésta afectaría de diferente modo y forma al territorio burgalés, se establecieron diversas fases que tenían en sus principales cursos de agua los hitos sucesivos del avance repoblador; como ejemplo sirvan las diversas fortalezas erigidas a orillas del Duero, las cuales asegurarían la presencia cristiana en las tierras recuperadas al norte, y por tanto permitiendo el impulso de la Reconquista hacía el sur peninsular.



El fenómeno reconquistador, por tanto, en aquellos primeros años influiría, sin duda, en el esquema organizativo de las comarcas ubicadas en los márgenes del Duero, esa línea que marcó durante muchos años la Extremadura, conocida también como límite de la Reconquista.

Al norte de la línea, el sistema de alfoces incluía entonces la mayor parte de las poblaciones ribereñas, mientras que en  la zona sur surgirían las comunidades de Villa y Tierra que se caracterizaban por un mayor grado de autonomía en sus concejos.

Dentro de la zona arandina, concretamente, las poblaciones situadas al sur del río Duero y unos pocos enclaves al norte de este, pertenecieron a algunas de estas comunidades de Villa y Tierra.

Las comunidades de villa y tierra constituyeron una forma de organización política de la Extremadura castellana, las tierras conquistadas por el Reino de Castilla a Al-Ándalus entre los siglos XI y XII. La comunidad de villa y tierra consiste en tierras comunadas que incluían a distintas aldeas alrededor de una villa mayor y que se subdividían, a su vez, en seis sexmas u ocho ochavos. Estas tierras podían ser, según su dueño, de realengo si son del Rey, de abadengo si son de un abad o de un obispo, de solariego si son de un noble u orden militar o de behetría si son los propios habitantes quienes eligen al señor.
En este nuevo sistema, el centro y eje del esquema administrativo será la Villa. Los vecinos o villanos, organizados en concejo, reciben del Rey un amplio territorio de centenares y aún millares de kilómetros cuadrados, sobre el que van a ejercer los derechos de propiedad y organización que anteriormente correspondían al Rey, magnates y abades.

Este fue el caso de la Villa de Fuentelcésped que, junto a Milagros, Pardilla y Santa Cruz de la Salceda, dependería de la comunidad de Villa y Tierra de Montejo, aunque posteriormente ya en 1.239 se integra en las posesiones del monasterio de La Vid como veremos a continuación.

Estas tierras quedaron pronto bajo la jurisdicción de los señores de Aza, que lo serían también de Torregalindo años después. Entra dentro de lógicas posibilidades que la primitiva iglesia románica, que ocupaba menos de la mitad del espacio de la actual, y lógicamente de estilo románico se levantara en el lugar indicado a mediados del S.XII o principios de XIII, como se puede deducir, y casi con seguridad los mecenas de su construcción fueran los citados señores de Aza, y también existe la posibilidad que estuviera dedicada a la advocación de San Miguel.   En 1.236, mientras Fuentenebro y Campillo eran aldeas de esta villa. Fuentelcésped reconocía por señor a D. Fernando Gómez, favorito del Rey Fernando IIl el Santo. Pertenecía este señor a las Casas de Roa y Aza y en el año 1.217 hízose hermano del convento de Premostratenses de La Vid, donde quiso ser enterrado. A cambio de este favor hizo donación al convento del quinto de todos sus bienes, en el cual entraban sus posesiones en el lugar de Fuentelcésped.

 Pues bien, en dicho año don Fernando Gómez, hizo donación del “mi lugar de Fuentelcésped” al Monasterio de la Vid y a su abad D. Esteban, la donación incluye el “señorío” don Fernando detentaba; y todo “porque roguedes a Dios por la mi almae aya parte en vuestras oraciones y sacrificios”. Tras la muerte de este, dos sobrinos y herederos suyos intentaron  por todos los medios anular la donación, sin poderlo lograr. Por lo tanto en 1.227 Fuentelcésped pasaría del señorío laico, o solariego con seguridad, al eclesiástico, denominado de abadengo.
   


Como he dicho anteriormente, sus sobrinos y herederos, D. Gómez de Gonzalo y Doña Sancha de Gonzalo, no se conformaron con tal donación y, alegando que el pueblo de Fuentelcésped no podía estar comprendido en el quinto de la herencia, presentaron pleito al convento, pero en el mes de marzo de 1.232 el Rey Fernando dictó sentencia, confirmando el derecho del mismo. D. Fernando Gómez no tenía dominio sobre todo el término de Fuentelcésped, puesto que en 1.254 D. Pedro Núñez de Guzmán, su esposa las Casas de Guzmán y de Roa y estaba muy vinculado al convento de La Vid, donde se hallaban enterrados sus padres D. Pedro Núñez y Doña Urraca García de Roa. La esposa del primero, llamada Dña. Urraca García de Villamayor, era señora de Gumiel de Mercado. Reunían en sus manos los esposos, pues, los señoríos de Roa, de Guzmán y de Gumiel de Mercado. Esta venta dio lugar a un segundo pleito contra el convento, que fue sustanciado a su favor en 1304 por las Cortes de Toledo, presididas por Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III “El Santo”. Con estos últimos datos, se pretende explicar la causa de la pertenencia de la Villa de Fuentelcésped al monasterio de La Vid. Doña Urraca García y su hijo D. Juan Pérez de Guzmán, poderosos señores castellanos, vendieron al convento citado varias heredades, que poseían en el pueblo. D. Pedro Núñez de Guzmán era señor de las Casas de Guzmán y de Roa y estaba muy vinculado al convento de La Vid, donde se hallaban enterrados sus padres D. Pedro Núñez y Doña Urraca García de Roa. La esposa del primero, llamada Dña. Urraca García de Villamayor, era señora de Gumiel de Mercado. Reunían en sus manos los esposos, pues, los señoríos de Roa, de Guzmán y de Gumiel de Mercado. Esta venta dio lugar a un segundo pleito contra el convento, que fue sustanciado a su favor en 1304 por las Cortes de Toledo, presididas por Alfonso X el Sabio.

En los ciento veinte años que van entre 1.217 a 1.347, de la que datan una docena de documentos referidos a Fuentelcésped, desarrolla una permanente pugna entre el Monasterio y los señores feudales de la comarca por el control sobre Fuentelcésped. Esa es la síntesis del sentido de la historia de ese periodo, que es similar a la acaecida en otros territorios de la Corona de Castilla: la lucha interna de las potestades feudales por hacerse con fuentes de ingresos disputando entre sí. En esta lucha, el Monasterio de la Vid era uno más de los contendientes, aunque tenía a su favor los títulos de propiedad y señorío más antiguos –de 1.217, como he indicado-. Es por eso por lo que siempre considerará a Fuentelcésped como algo suyo y que los señores feudales quieren usurparle de mil maneras, como se verá.    

(Sobre el Monasterio de La Vid)
En torno al año 1140 Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, dos nobles castellanos, que habían profesado en la abadía francesa de San Martín de Laón regresaron a Castilla en donde fundaron las dos primeras abadías premonstratenses españolas. Sancho Ansúrez, con la eficaz ayuda de su poderosa familia, fundó el monasterio de Santa María de Retuerta y Domingo Gómez de Campdespina el de Santa María de Monte Sacro, situado en la orilla derecha del Duero a unos dos kilómetros del emplazamiento actual del monasterio. Pocos años después, en 1152, Alfonso VII confirmaba a la Iglesia de Santa María de Monte Sacro, a su abad Domingo y a sus sucesores la propiedad de "illo loco qui vocatur Vide", poniendo como condición que "ibi sub beati Augustini regula commorantes abbatiam constituatis". Las obras de construcción de la primitiva abadía duraron seis o siete años, según recoge alguna de las crónicas premonstratenses que se conservan en el archivo del monasterio, lo que permite suponer que alrededor de 1160 la comunidad de Monte Sacro se había instalado ya en el nuevo monasterio vítense. Pero ¿Serían los monjes premostratenses de La Vid los que trajeron de Francia la cultura del viñedo a la comarca? . Ellos poseían sus viñedos y bodegas en La Vid, allí llegaron en 1.142 comenzando a edificar el monasterio en 1.156

Respecto al cultivo del viñedo en el término de Fuentelcésped tenemos noticias por un documento del siglo XIII, correspondiente al monasterio de La Vid, de que se tasaba en cuatro dineros el que llamaban «quarterón» de vino de Fuentelcésped (quizá la cuarta parte de la «fazada»), y en 1338 la cántara valía maravedí y medio.

Sería en el año de 1254 cuando Pedro Núñez de Guzmán vende a la Vid por 1000 maravedís fincas, casas, solares y “arroturas” que ha mandado hacer en Fuentelcésped. Esto indica que a pesar de que el señorío y la propiedad lo detentaba el Monasterio, los poderosos se atrevían a colonizar el territorio de la aldea para luego vender a la Vid las mejoras realizadas

A pesar de las sentencias favorables al convento, de que acabamos de hacer mención, no disfrutó éste con tranquilidad de sus posesiones en el pueblo, pues, según nos dice un folleto anónimo, editado en Aranda en 1911, el Monasterio arrendó sus tierras en 1.304 y 1316 respectivamente a Pedro Martínez de Teroa y a Diego Ordóñez de Teroa, pero los arrendadores no cumplieron las condiciones del contrato y el Abad consideró conveniente a sus intereses volver a arrendar parte o la totalidad de lo arrendado, pues en 1.326 La Vid arrienda la aldea de Fuentelcésped al mismo Diego Ordoñez por 18 años y la misma renta -4.000 maravedís- “con todos sus términos y todos sus vasallos, solares poblados e por poblar, a heredamientos e viñas de pan e vino llevar…”

Respecto al proceso de roturación de la tierra inculta y a los primeros cultivos, consta que ya en la época medieval se labraban, aparte de tierras de “pan llevar”  dedicadas a trigo y otros cereales, viñas. En un documento de escritura de bienes raíces otorgada en 1.346 por Ramir Flores al Monasterio de la Vid se citan numerosas viñas situadas en el término de la aldea de Fuentelcésped. Este documento es interesante también porque menciona como linderos una viña “del capellán de Santa María de Nava” y “la carrera del molino”, lo que indica que a mediados del siglo XIV ya tenía culto institucionalizado la Virgen de Nava y ya se había construido un molino. Pero lo más interesante, nos relataba también  Ángel García Sanz, que el documento cita bastantes viñas, lo que descarta que el viñedo fuera cosa de la época moderna: ya existía en el medioevo, aunque su extraordinaria difusión no ocurra hasta los siglos XVII y XVIII. Casi con seguridad la historia interna de Fuentelcésped durante sus cinco primeros siglos de existencia – entre los siglos XI-XV- fue en sus rasgos fundamentales como se ha descrito más en base a la imaginación que a los documentos. Sin embargo se han conservado documentos de la época, que por supuesto no se refieren a la historia interna de la comunidad de los primeros pobladores de Fuentelcésped, sino a conflictos sobre propiedad, señorío y competencias jurisdiccionales que tenían como objeto Fuentelcésped, conflictos en los que no intervenían, aunque si los sufrían, los vecinos de la aldea: los protagonistas de estos conflictos eran los poderosos de la comarca, los señores feudales de villas próximas – Haza, Roa, etc.…- y también los abades de Monasterio de la Vid. Unos y otros se disputaban el control de la aldea de Fuentelcésped, en otras palabras, quién de entre ellos ostentaba el poder sobre la aldea y quien cobraba tributos y rentas a los vecinos.



Aunque solo sea una suposición, es presumible que desde su fundación –Siglos X, XI o principios del XII-  fuese una aldea de realengo, es decir, dependiente jurisdiccionalmente  de la administración del rey y que sería posteriormente cuando se vio sometida a señorío, que consiste en una jurisdicción intermedia entre el rey y los vecinos, el poder de los señores feudales. El estar sometido a señorío implicaba denotar una increíble falta de autonomía municipal, puesto que el señor nombraba al alcalde y otros cargos del concejo. Lo mismo sucedía con la falta de autonomía  judicial para pleitos de escasa cuantía, que eran resueltos por los jueces nombrados por el señor feudal. Otrosí: Los vecinos estaban obligados a pagar al señor tributos, rentas e impuestos que les señalara, aparte de los impuestos que debieran pagar al rey.

El señorío como tal, constituía una situación bastante incómoda, ya que implicaba un sometimiento al señor, que ni siquiera era el rey, lo cual hubiera sido más llevadero. Por lo demás, existían señores “buenos” que exigían poco y otros que eran “malhechores feudales” los cuales aprovechaban su poder – y su fuerza: tenían mesnadas de soldados a su mando- para cometer tropelías y sinrazones con los vasallos. Alguno de estos señores “malhechores feudales” hubo de soportar la aldea de Fuentelcésped, como veremos a continuación.

Se suscitaron los pleitos correspondientes, en los que se consideró parte contendiente Diego Ramírez Flores y de Guzmán y su mujer María González de Haza, que reclamaban al convento propiedades y derechos de que disfrutaban en el término de Fuentelcésped. Estos pleitos terminaron con una avenencia en 1346, merced a la cual Diego Ramírez vendió al convento todos los bienes que poseía en el pueblo con las importantes mejoras que había introducido en las tierras. El convenio fue confirmado por el Rey Alfonso XI ,El Justiciero,  - hijo de Fernando IV y por consiguiente nieto de María de Molina, es de notar que  bajo su reinado se produjo un considerable aumento de la potestad regia y un fortalecimiento jurídico de la figura del rey frente a la nobleza.- quien en 8 de enero de 1.347 libró ejecutoria en Villarreal contra Diego Ordóñez de Teroa por haber faltado a lo escriturado con el convento, «mandando le restituyese lo que le había enajenado y que restituyese y pagase a los vasallos del convento, en el lugar, cerca de 6.000 maravedís, que habían pagado por él y les dejase libres de las fianzas que por él habían hecho de censos a moros, a judíos y a cristianos», según nos dice el autor del citado folleto anónimo. Por no citar la desvergüenza de tomar dinero prestado de  judíos de Aranda y de Ayllón, obligando al conjunto de los vecinos de la, entonces, aldea de Fuentelcésped a ser fiadores de tales prestamos. Al no devolver los señores los dineros prestados, la responsabilidad del reintegro ha pasado al humilde vecindario de Fuentelcésped, que no tienen posibles. Ante tal situación es el Monasterio quien se ve precisado a hacerse cargo de estas deudas para librar a sus vasallos de la acción de la justicia –confiscación de bienes, encarcelamiento…- que sería fatal para la persistencia de la aldea. Son 10.200 maravedís los que la Vid ha de pagar a los prestamistas.

De los términos de esta sentencia hemos de deducir que por estas fechas había ya en el pueblo algunos vecinos que disfrutaban de holgada situación económica, puesto que podían avalar operaciones financieras de los arrendadores. Confirma esta opinión el hecho de que, después que Ramírez Flores firmó la escritura de venta de sus bienes al convento, en 5 de febrero de 1347, el Abad y sus monjes hicieron trato de arrendamiento de sus tierras a veinte vecinos del lugar, como detallaremos poco más adelante.

Años antes, concretamente en 1.307 y 1.312 sufrió Fuentelcésped una disputa sobre sus términos. En este caso es la villa de Montejo, distante media legua, la que pretende absorber a la aldea: “porque Montejo decía que eran todos comuneros y non tenía términos Fuente Çesped, ni estaban amoxonados…”

Es el Monasterio de la Vid el que reclama ante el rey por esta pretensión de Montejo. Se nombran apeadores y se fijan mojones, todo lo cual fue confirmado por sentencia por el rey Alfonso XI.

Es de comprender que a la altura del año 1.347 el susodicho Monasterio estuviera escarmentado por los continuos conflictos que se había visto obligado a mantener y que le habían ocasionado fuertes desembolsos para mantener a Fuentelcésped bajo su señorío y propiedad. La causa fundamental de todo ello no había sido otra que el haber arrendado la aldea a personas poderosas.  Por ello, desde 1347, la Vid arrendará la aldea a los veinte vecinos de ella (El equivalente a 80 habitantes) – Primer dato de la población de Fuentelcésped-, gente humilde de la que nada malo cabía esperar sino el pago puntual de la renta fijada. En 1497 el arrendamiento se había convertido en un censo, esto es una cesión perpetua del dominio útil de la tierra a cambio de un canon fijo de renta. Esta modalidad de cesión del usufructo de la tierra era más ventajosa para los vecinos que el arrendamiento, el cual expiraba cada cierto tiempo y permitiría al monasterio incrementar la renta.
 
Monasterio de la Vid. (Imágen cortesía de http://www.rutadelvinoriberadelduero.es/)
El Monasterio estaba en lo cierto en proceder así: son raras las usurpaciones desde 1.347 a 1.556-1560. No obstante conocemos una perpetrada en 1.380 por don Juan González de Avellaneda, a quien la Vid había entregado Fuentelcésped “en comendación”, esto es, para que defendiese a los vecinos de los abusos de otros señores., pero, poco después, el convento hubo de acudir, una vez más, a los tribunales para que le fuesen reconocidos sus derechos sobre Fuentelcésped contra D. Juan González de Avellaneda, que era de suponer vecino de Aranda. A pesar de todos estos avatares el Monasterio logró mantener su poder sobre Fuentelcésped hasta bien entrado el siglo XVI.

A partir de finales del S-XIV, es entonces cuando la aldea de Fuentelcésped comenzó a prosperar y sus habitantes aspiraron a comprar su independencia municipal, pero habrían de pasar aún dos siglos antes de que llegasen a tener las condiciones necesarias para conseguir sus legítimas aspiraciones, pero tales noticias las conoceremos a partir del final de reinado de Carlos I, el primer Habsburgo.

Se dice que por estos siglos hubo una aldea dependiente del pueblo, llamada Santiago de Nava, situada en el término del Quiñón y que la cual  en el año de 1548 había desaparecido. La independencia del municipio se obtendría a mediados del siglo XVI, poco después de esa fecha y sería entonces, nunca antes, cuando cambiaría la titularidad de aldea por la dignidad de Villa.

Jesús García y Jiménez
Cronista Oficial de la Villa de Fuentelcésped.


CONTINÚA EN CRONICAS HISTÓRICAS SOBRE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED II
(SIGLOS XV-XVIII)

Fuentes:
Texto Alfonso XI extraído de
http://www.mcnbiografias.com/
ALAIN Hurrz DE LEMPS, «Vignobles et vins du Nord-uest de L'Espagne».
ANÓNIMO, «Noticias históricas de la Villa de Fuentelcésped>. Aranda de Duero. Imprenta de Pedro Díaz Bayo. 1911.
Archivo Municipal de Fuentelcésped
Archivo Parroquial de Fuentelcésped.
Archivo particular del autor. DÁVILA JALÓN, VALENTIN; «Espigando en la historias. Artículo publicado en «Diario de Burgos». Reseña Estadística de la Provincia de Burgos.
SANZ ABAD, PEDRO, «Historia de Aranda de Duero». Burgos, 1975.
VELASCO PEREZ, SILVERIO; «Memorias de mi Villa y de mi Parroquia». Madrid, 1925.
ZAPARAÍN YAÑEZ, Mª José; Fuentelcésped, la Villa y su Patrimonio. 1998
SANZ ABAD, PEDRO; <<Noticias históricas y documentales de la villa de Fuentelcésped>>


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