Fuentelcésped
y el Lábaro de Castilla
Fuentelcésped
conoce y reconoce de antiguo sus orígenes castellanos, primero segovianos y burgaleses
después, pero siempre dentro de ese antiguo reino que fue Castilla, y que desde
sus orígenes le representó hasta nuestros días el lábaro o pendón rojo carmesí;
aunque existen facciones mal informadas que promulgan lo contrario cambiando
arbitrariamente el color. Una desinformación tanto tendenciosa que, aunque no
puede convencer a los ilustrados, convence a quienes se dejan manejar cambiando
la historia.
Pero
comencemos por el principio y remontémonos
a los anales históricos, de lo que ahora es una parte de Comunidad Autonómica
española, que años atrás conocíamos como Castilla la Vieja, de la que por
supuesto formó parte nuestra villa.
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Imágen Jesús García y Jiménez 2010 |
Según
la enciclopedia: Castilla (nombrada en
los primeros documentos en castellano antiguo como Castella o Castiella)
significa etimológicamente «tierra de castillos», en alusión a las
fortificaciones levantadas durante la Reconquista. Los historiadores árabes la
denominaban Qashtāla قشتالة y su nombre aparece justificado como tierra
sembrada de castillos. El término vendría del latín castellum, diminutivo éste
a su vez del término castrum, castro, fortificación de la Iberia prerromana.
Se considera que el nombre de Castilla nació
testimonialmente el 15 de septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio
de Emeterio de Taranco de Mena situado en esta localidad. El nombre de Castilla
aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos
terrenos, incluido en el Becerro Galicano del monasterio de san Millán de la
Cogolla y dice así:
Ego Vitulus abba, quamuis indignus omnium
seruorum dei seruus, una cum cogermano meo Erbigio presbytero, cum domnos et
patronos meos sanctos Emeteri et Celedoni, cuius basilica extirpe manibus
nostris construximus ego Vitulus abba et frater meus Erbigius in loco qui
dicitur Taranco in territorio mainense, et sancti Martini, quem sub subbicionem
Mene manibus nostris fundauimus ipsam basilicam in ciuitate de area patriniani
IN TERRITORIO CASTELLE et sancti Stefani, cuius basilicam manibus nostris
fundauimus in loco qui dicitur Burcenia in territorio Mainense ...
En
el mismo libro aparece otro documento fundacional fechado el 4 de julio de 852,
por el que se dispone la construcción del cenobio de san Martín de Herrán:
Facta
scriptura sub era octogessima nonagessima, tertia feria, quarto nonas iulias,
regnante Rodericus comite in CASTELLA.
La
Castilla a la que se alude en estas fuentes se refiere al territorio que se
extiende desde la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica hasta las
localidades de Mena, Losa, Sotoscueva, Brañosera, Aguilar de Campoo, Tedeja,
Puentelarrá y Valpuesta. Posteriormente, bajo la misma denominación se incluirá
a toda la Bardulia altomedieval, como se refleja en la Historia Silense o en la
Crónica de Alfonso III:
... Bardulies qui nunc uocitatur Castella ...
Bardulia,
a la que ahora llamaremos Castilla El territorio donde nació la primigenia
Castilla (norte de la provincia de Burgos y parte de las adyacentes de
Palencia, Álava y Cantabria) era denominada Bardulia. A partir del siglo IX será
cuando se empieza a extender el uso del término "Castilla.
Errores
modernos aparecen sobre su enseña original conocida como Pendón de Castilla;
representado por un castillo sobre fondo rojo carmesí y NUNCA morado. Mucho
menos oír decir que las hordas reaccionarias castellanas conocidas como Los
Comuneros rebeladas contra el poder legítimo de su Emperador y Rey lo
utilizaban de ese color, inclusivo grupos actuales así lo reivindican
autoproclamándose facción de “izquierda”.
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Ajusticiamiento de los nobles (Padilla, Bravo y Maldonado) comuneros en Villalar el día 24 de abril de 1.521
Cuadro de Antonio Gisbert 1880, en el edificio de la Diputación de Toledo |
Más
como no vamos a cambiar la historia ni querer por tanto otorgar a los
nostálgicos feudales Juan Bravo, Francisco de Padilla y Maldonado la dignidad
de “rojos” revolucionarios sino por el contrario estarían más encasillados en
la actualidad dentro de lo que es conocido como una “derecha” nacionalista
puesto a realizar estereotipos. No olvidemos que estos tres líderes comuneros
eran nobles, y no villanos, y tenían más que perder ellos ante Carlos I que las
mesnadas de siervos que les seguían.

Pero
el estudio más cabal sobre el cacareado tema de la enseña castellana, lo
tenemos más reciente en un estudio aparecido en un diario de la localidad
vallisoletana de Mayorga, dato con el que coinciden los historiadores, donde
documentalmente está constatado que
muchos son los Pendones de Castilla que se conservan, como en la iglesia de San
Martín de la ciudad de Segovia, el de la villa de Sepúlveda, en el salón de
Sesiones del Ayuntamiento, rodeado de pergaminos medievales con el sello
encarnado, el guión enarbolado por Isabel I de Castilla en la toma de Granada y
que se custodia en la Real Capilla de la catedral granadina, y así un sinfín de
pruebas que podemos encontrar en toda la geografía española.
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Colegiata de Covarrubias (Burgos) Pendón de Castilla sobre la tumba
de Fernán González, primer conde independiente de Castilla |
En
la iglesia parroquial y antigua colegiata de Covarrubias (Burgos) donde fueron
trasladados los restos de Fernán González
-Primer conde independiente de Castilla- desde el Monasterio de San
Pedro de Arlanza tras la desamortización decimonónica del ministro Mendizábal,
su féretro está cubierto con el pendón rojo carmesí, para más datos.
Quizá
los ejemplos más representativos por su proximidad a nuestra comarca y por los
estudios en ellos realizados sean el pendón, rojo naturalmente, de las Navas de
Tolosa, que se guarda en el Monasterio de las Huelgas (Burgos) y los dos viejos
pendones de Castilla que en julio de 1977, han sido bajados de la parte alta de
la iglesia colegiata de Medina del Campo, donde aparecían colgados desde hacía
varios siglos. Fueron bajados para su estudio por una comisión investigadora
designada por el Ayuntamiento de Valladolid integrada por Don Amando Represa,
director del Archivo Histórico Nacional de Simancas y Don Juan José Martín
González, catedrático de Historia del Arte. Después de su examen, el, doctor
Represa hizo constar textualmente que "es indiscutible que la bandera de
Castilla es de color rojo carmesí".
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Ménsula en el Monasterio de San Pedro de Arlanza, altar mayor de la historia condal castellana. |
Si
buscamos en la literatura también encontraremos numerosas referencias al Pendón
castellano.
"...Aquel
Fernando venturoso espera que corone el alcázar de Sevilla de las rojas
banderas de Castilla."
Así
canta Lope de Vega en el libro XV, 22-24 de la Jerusalén Conquistada.
En
el Libro de Actas del Ayuntamiento de Valladolid se encuentra reiteradamente
una descripción de que el pendón de Castilla "era grande y algo pesado, de
tres varas y media de ancho y largo, de damasco carmesí, con las armas de
Castilla por ambas partes pintadas en el dicho pendón".
Inclusive
es sabido que los Comuneros al utilizar su “bandera de guerra”, se diferenciaba
esta notablemente ante la de las huestes imperiales, al utilizarse el pendón
rojo carmesí.
Ante
esta retahíla de evidencias de que el verdadero color del pendón de Castilla es
el carmesí, cabe preguntarse el por qué del confusionismo con el color morado,
unas veces por ignorancia y otras por querer falsear la realidad. Aunque esto
exige una explicación:
Felipe
IV, el 10 de Septiembre de 1.634 creó el "tercio de los morados", una
guardia real en cuyo uniforme destacaba el color morado. A esta guardia en el
siglo XVIII se le denominó regimiento de Castilla. En 1.824, al restablecerse
el régimen absolutista fue disuelto como las demás tropas constitucionales por
la represión de Fernando VII y su bandera depositada en, la Iglesia Mayor de
Reus. De allí pasó en el mismo año a la Basílica de Atocha y en 1.849 a la Real
Armería; pero esta bandera- pendón de los Morados nada tiene que ver con el
pendón de Castilla sino que fue simplemente el de la enseña personal del
Conde-Duque de Olivares, fundador del "tercio de los Morados".

El
tránsito al morado oscuro como símbolo de expresión de la democracia castellana
se opera por la conjunción de dos factores: De una parte los Borbones españoles
consagraron con valor oficial para la Casa Real el color morado en lugar del
púrpura que antes había sido el oficial de la realeza. El artículo 15 de la
Instrucción sobre insignias, banderas, honores y saludos, aprobada por, real
decreto de 13 de Marzo de 1.867, determina que el estandarte real sea una
bandera cuadrada de color morado, que se izaba en los edificios y buques en
que, se encontraba el Rey. El color del llamado pendón de Castilla no es, ni
nunca fue morado. Todo arranca en el siglo XIX, cuando algunas sociedades y
partidos, ni cortos ni perezosos recurren al color morado que utilizaba alguna
unidad militar, que de Castilla solo tenía el nombre, atribuyendo este color a
nuestra tierra castellana y al de los comuneros. Con esta falacia cromática
cometieron uno de los mayores errores de la historia de la vexilología
española, induciendo a su mal uso incluso a las instituciones, condicionando el
futuro y divulgando lo que nunca fue. Tanto es así que hasta muchos castellanos
aún hoy, se lo creen, posiblemente malinterpretando a la sociedad secreta de "Los
Comuneros" formada en 1.821, que por cierto nada tuvo que ver con los
Comuneros; esa secta desgajada de la
masonería española, se hacían llamar sus miembros "caballeros de
Padilla" y editaban un periódico, "El eco de Padilla", usan en
sus ritos escudos de hojalata y se organizan en torres, castillos, fortalezas y
casas fuertes. Su simbología según refiere Cesáreo Fernández Duro en sus
"Disquisiciones náuticas" (1.877-81) refiere que en su estatuto
prescribieron que el estandarte de la sociedad (que llamaban "estandarte
de Padilla") sería el morado con un castillo blanco en el centro, y por
distintivo individual una banda morada. Pero como se comenta hablamos de 1.821
y no de 1.520, tres siglos ni más ni
menos como para caer en el desafortunado error.
Los
comuneros que representaron a las ciudades castellanas, usaron sus estandartes
de color rojo carmesí, como hoy algunas ciudades lo continúan usando. Fue ese
color y no otro, el que llevaron los comuneros en Villalar. En esta batalla no
se vieron banderas moradas por ningún lugar, ya que no existía en Castilla
dicho color para representar ni al territorio, ni a sus ciudades. si somos
observadores, solo debemos fijarnos en el color del campo (fondo) del cuartel
de Castilla en el escudo nacional de España. Como salta a la vista es rojo.
Como el campo del escudo de León es blanco, el de Navarra rojo y el de Aragón
amarillo. Sus banderas históricas por tanto, responden a estos colores. ¿Dónde
está el morado?
Una
vez que las naciones fijaron sus banderas, dejaron de ser símbolos dinásticos o
militares para solo representar a la nación, es decir al conjunto de sus
ciudadanos y sus territorios. Esto ocurre en casi todo el mundo, salvo en
algunos países en los que sus dirigentes, hicieron de los símbolos de sus
partidos, los de la nación. Una vez desaparecidos estos regímenes, volvieron a
sus símbolos tradicionales y permanentes.
Por
otra parte está demostrado que algunos colorantes rojos que servían como tinte
para fijar el color de las enseñas, con la intemperie se decoloraban a un tono
más claro, sin llegar a tornarse en morado, por lo tanto esa remota posibilidad
no existe para justificar el citado color morado.
Por
todo lo expuesto y de acuerdo con la tradición histórica hay que concluir que
EL GENUINO PENDON DE CASTILLA ES EL ROJO CARMESI.
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Imagen Jesús García y Jiménez |
El grave error sobre la presunta influencia del morado en la bandera adoptada por la II República
Solamente
en los bulos que se han hecho correr, ignorando su verdadero origen. Esta
bandera tricolor (cuyo color morado se sitúa en la banda inferior) nunca tuvo
nada que ver con Castilla, aunque ruidosas voces, se empeñen en lo contrario. Este
error cromático para representar a Castilla, se repitió en la bandera adoptada
por la II República, cambiando el rojo (verdadero de Castilla) por el morado en
una de sus franjas. Paradójicamente convirtieron la bandera del partido
republicano, en más monárquica, ya que el morado era el color del rey Alfonso
XIII y sus antecesores desde 1833. Sus orígenes se remontan al rey Fernando el
Católico cuya guardia personal usó este color (“el color viejo de Aragón”)
desde 1504 y continuó en los diferentes regimientos que sucedieron a esta vieja
unidad del siglo XVI.
La
enseña de la II República española, tuvo un origen bastante anterior a la
proclamación de la misma, que como recordamos fue el 14 de Abril de 1931. Nos
iremos 4 meses antes a la Sublevación de Jaca, suceso acaecido el día 12 de
Diciembre de 1930. La Sublevación de Jaca fue un
pronunciamiento militar contra la Monarquía de Alfonso XIII durante la
"Dictablanda" del general Berenguer. Aunque fue sofocada y fueron
fusilados los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández sus
efectos se dejaron sentir en la proclamación de la Segunda República Española
cuatro meses después.
Se inicia con la
proclamación de la República desde los balcones del ayuntamiento de Jaca con el
nombramiento de la primera alcaldía republicana como símbolo de su carácter
estrictamente civil. Al mismo tiempo se organizan dos columnas dirigidas por el
capitán Galán y Sediles que parten hacia Huesca.
El 14 de diciembre, un
Consejo de Guerra condena a morir fusilados a los capitanes Galán y García
Hernández. En marzo serían juzgados y condenados un número significativo de
militares por los hechos. El capitán Sediles, condenado a muerte, fue indultado
ante las movilizaciones populares. Poco después, tras las elecciones del 12 de
abril, la monarquía se exilia y se proclama la República y se les reconocerá
como "mártires" por la República.
Pero
regresemos al controvertido tema de la bandera: Días antes del levantamiento,
el Capitán Fermín Galán Rodriguez, perteneciente al partido socialista y miembro
de la logia masónica, para más datos, encarga al conocido Julián Borderas
Pallaruelo, “El Sastre”, dos banderas de combate para levantarse contra Alfonso
XIII. El tiempo apremia y “El Sastre” tiene que diseñar las enseñas encargadas
sin pérdida de tiempo; este se inspira en el color que portaban los ediles de
Madrid en sus fajines, confeccionando dos banderas, una de seda y otra de
combate cumpliendo el encargo de Galán dando así origen a la bandera tricolor.
Que tal y como comentamos con estos datos, el argumento del morado como color
castellano cae por su propio peso, máxime con el testimonio de Julián Borderas
antes de fallecer en Méjico el 28 de septiembre de 1980.

El
desenlace de la sublevación ya le sabemos, pero esos cuatro meses que medraron
entre la confección de la bandera y la proclamación de la República, no sirvió
más (entre otras cosas) que el afianzamiento de la enseña como símbolo del
nuevo tipo de estado español, posiblemente en recuerdo de aquellos “mártires”
fusilados en la fracasada sublevación; por lo que en este caso Castilla tuvo
tanto que ver como las demás regiones de España que apoyaron la caída monárquica
en beneficio de la causa republicana.
Pero eso... Ya es otra historia.