Crónicas
históricas sobre la villa de Fuentelcésped (I)
(Siglos
XI-XV)
Tal
y como en su momento se trató de demostrar, según diversos autores –incluida la
teoría de este cronista- habíamos llegado a un remoto pensamiento en el que
situábamos a los primeros pobladores de Fuentelcésped en torno de a principios
del Siglo XI – Pedro Sanz Abad la sitúa a mediados o finales de dicho siglo –
A pesar de que muchas noticias nos hablan de la
repoblación arandina en el siglo IX, un dato documental, por supuesto más fiable
por tanto que el anterior, nos traslada al 1.088 al celebrarse en Aranda el
denominado Concilio de Husillos, lo que ya reviste a la villa arandina de
unas grandes características, casi de ciudad, lo suficientemente grande, para
que otras aldeas de avanzadilla al sur, a modo de colonos en la Reconquista, se
vieran protegidas de algún modo por la proximidad de Aranda, de la aceifas
morunas que acosaban constantemente a estas pequeñas e incipientes poblaciones.
Y entre esas pequeñas aldeas
surgidas más al sur, casi con seguridad se encontraría en sus comienzos lo que
actualmente es conocido como la Villa de Fuentelcésped que es la que nos ocupa,
sin que se conozca, por supuesto, ninguna batalla en la conquista de su
territorio, lo cual nos da una idea clara de una repoblación de tierras de
nadie al no conocerse ningún castro primitivo, ruinas romanas u otro vestigio
anterior similar que nos permita dotar al lugar de otra antigüedad muy
superior, pero tampoco puede demostrarse otra inferior a los siglos X u XI,
poniendo especial énfasis en este último siglo y casi con seguridad documentada
en los primeros años. A pesar de ello,
este cronista se inclina que los primeros asentamientos en la Villa, cuando ni
siquiera era aldea, tanto la Villa de Fuentelcésped, habría cumplido su primer
milenio, desde que el primer repoblador se asentó en sus
tierras, cerca de la actual fuente grande y al abrigo del cerro de Santa
Barbara, junto al abundante césped que entonces cubría el lugar que ahora ocupa
la Plaza de España.
Teniendo en cuenta las etapas de la
reconquista, afirma Pedro Sanz, y repoblación de la región meridional del
Condado de Castilla, podemos pensar que el poblado primitivo de Fuentelcésped
pudo nacer hacia finales del siglo XI, - Época algo posterior a la que señala el
cronista, cuando realmente se habla del primer asentamiento en el lugar -. cuando,
después de rechazada la última expedición musulmana contra Lara y los montes de
Oca, el Rey Fernando I de León, Conde de Castilla, lanzó una gran ofensiva
contra los reinos moros y tomó gran parte de la Extremadura «como corre el
Duero desde Soria por Almazán, Osma, Aranda y Simancas por la una y la otra
orilla hasta donde se extendía entonces el Condado». Hemos de relacionar el
nacimiento de este poblado con el castillo de Torregalindo, que vigilaba el
valle del Riaza, ya que, según se cree, en el monte de Santa Bárbara, bajo cuyo
pie se cobija el caserío de la villa, había establecida una atalaya con la
misión de avisar la proximidad del enemigo.
Atalaya, fortaleza, castillo o palacio
que ya aparece en las crónicas del Cura Rionegro en el S- XVIII: No hay castillo, pero en la expresada cuesta de Santa
Barbara desde donde se registran castillos y atalayas a distancia de algunas
leguas, arrimando a la Ermita hay unas tapias de cal, argamasa y sola tierra
con señales de haber sido o gran casa ó castillo ó atalaya. De tradición nada
viene firme: unos dicen que fue Palacio de los Señores antiguos, otros que si
fortaleza que el Señor Conde Fernán González hizo para defensa de esta tierra,
en que anduvo,…
También pudiera tratarse de las “ruinas”
que al principio del S-XIV Diego Ordoñez
durante el largo periodo en que ha sido arrendatario de Fuentelcésped, a través
de la Vid, ha construido una “casa
fuerte” en la aldea, seguramente en el alto de Santa Barbara, casa fuerte
que a requerimiento del Monasterio de la Vid, el monarca castellano Alfonso XI
manda derruir. La existencia de esta construcción era contraria al señorío de
la Vid. Los premostratenses se oponen a que haya una casa fuerte de los señores
feudales que perpetúe su dominio. Y de
hecho, mientras en los pueblos de alrededor hay escudos feudales, no los hay en
Fuentelcésped.
Sin necesidad de acudir a más pruebas
documentales, de las que, por otra parte, carecemos, podemos afirmar que el
primitivo poblado -«Fuente el Céspet», que dicen los primeros documentos, sobre
todo el primero conocido que data del año 1.177, por lo que ya estamos hablando del
siglo XII, y se supone al menos más de 100 años antes el primer asentamiento de
la aldea; este documento que trata acerca de un pleito sobre los términos de
Guma y Vadocondes, en dicho documento se mencionan como peritos para recorrer términos a dos
vecinos de Fuentelcésped: “ de Fuent
Cespet, Quusso Ruuio, Micael Baraia”. Siendo estos los nombres de dos
vecinos de Fuentelcésped más antiguos que conocemos, según este documento - , como
otros muchos pueblos de la región (Fuentespina, Fuentenebro, Fuentelisendo...),
nació junto al manantial que aflora abundante de la ladera del citado monte de
Santa Bárbara. Las aguas de la fuente discurrían por su cauce natural hacia la
plaza, donde tanta humedad produciría el necesario césped, para con la fuente
conformar el nombre de la población, allí junto al césped lógicamente existiría
una charca alimentada por el agua de las fuentes donde abrevaría el ganado;
pero con posterioridad sería necesario
desviar las aguas y encauzarlas, principalmente cuando en el siglo XVII se
decidió levantar la actual iglesia parroquial, de la que se comentará en el
siguiente capítulo; debieron comenzar la antigua iglesia en el primer
tercio del siglo X, antes del 1.130 casi con seguridad.
Con ello se consiguió un doble fin:
librar de humedad a la nueva construcción y aprovechar mejor el caudal. De
entonces datan la fuente actual, el lavadero y el encauzamiento de las aguas
restantes hacia el camino de Aranda. -Para
el aprovechamiento completo de las aguas que portan las capas freáticas del monte
de Santa Bárbara en la primavera de 1.975 se procedió a la apertura de un pozo
al lado de la iglesia, el cual ha proporcionado un caudal de nueve litros por
segundo, cantidad más que suficiente para el abastecimiento de todas las casas
del pueblo-.
De la primitiva iglesia, como iba
comentando, de claro estilo románico por su época de construcción y por la “prueba”
de dos capiteles de la misma que se conservan en la llamada sacristía vieja,
muy modesta debió ser, por cierto, como correspondería al escaso vecindario .
Su estilo muy similar a la cercana y actualmente arruinada: del Casuar, y con
un atrio o portal bajo arcos en su muro meridional, donde algunas veces se
reunía el concejo, en el caso que no lo hicieran “so la rama del nogal” que debía estar frente a la puerta del
templo, y con el tiempo las autoridades eclesiásticas lo eliminarían por ser un
rito pagano, reunirse bajo las rama de un árbol, aunque algunas también cristianizaron,
este, tan comentado, rito.
Simultáneamente a los comienzos cuando
el pueblo se levantaba, se iba roturando la tierra del entorno, y los rebaños
de ovejas y cabras pacían en los terrenos baldíos comunales –esto es, pertenecían
a todos los vecinos y eran extensísimos entonces: todo lo no roturado- y los
primeros barbechos así como el monte –también comunal y bastante más extenso
que en la actualidad- del cual sacaban la madera para la construcción del
caserío y leña para el hogar. Todo en régimen comunitario y gratuito: solo eran
privadas las tierras cultivadas.
A lo largo de toda la baja Edad Media,
inclusive en la posterior Edad Moderna, no nos cabe la más mínima duda de que
Fuentelcésped disfrutase de una personalidad jurídica claramente singular
respecto al conjunto de la Ribera burgalesa del Duero, lo que sin duda revirtió
en un profundo desarrollo artístico con características propias. Su
situación en el extremo sur de la
comarca arandina, en estrecho contacto con Segovia, propició que se quedara
bajo la jurisdicción de este núcleo castellano como fruto del proceso de la
Reconquista. Ésta afectaría de diferente modo y forma al territorio burgalés,
se establecieron diversas fases que tenían en sus principales cursos de agua
los hitos sucesivos del avance repoblador; como ejemplo sirvan las diversas
fortalezas erigidas a orillas del Duero, las cuales asegurarían la presencia
cristiana en las tierras recuperadas al norte, y por tanto permitiendo el
impulso de la Reconquista hacía el sur peninsular.
El fenómeno reconquistador, por tanto,
en aquellos primeros años influiría, sin duda, en el esquema organizativo de
las comarcas ubicadas en los márgenes del Duero, esa línea que marcó durante
muchos años la Extremadura, conocida también como límite de la Reconquista.
Al norte de la línea, el sistema de
alfoces incluía entonces la mayor parte de las poblaciones ribereñas, mientras
que en la zona sur surgirían las
comunidades de Villa y Tierra que se caracterizaban por un mayor grado de
autonomía en sus concejos.
Dentro de la zona arandina,
concretamente, las poblaciones situadas al sur del río Duero y unos pocos
enclaves al norte de este, pertenecieron a algunas de estas comunidades de
Villa y Tierra.
Las comunidades de villa y tierra constituyeron una forma de organización
política de la Extremadura castellana, las tierras conquistadas por el Reino de
Castilla a Al-Ándalus entre los siglos XI y XII. La comunidad de villa y tierra
consiste en tierras comunadas que incluían a distintas aldeas alrededor de una
villa mayor y que se subdividían, a su vez, en seis sexmas u ocho ochavos.
Estas tierras podían ser, según su dueño, de realengo si son del Rey, de
abadengo si son de un abad o de un obispo, de solariego si son de un noble u
orden militar o de behetría si son los propios habitantes quienes eligen al
señor.
En este nuevo sistema, el centro y eje del esquema administrativo será la
Villa. Los vecinos o villanos, organizados en concejo, reciben del Rey un
amplio territorio de centenares y aún millares de kilómetros cuadrados, sobre
el que van a ejercer los derechos de propiedad y organización que anteriormente
correspondían al Rey, magnates y abades.
Este fue el caso de la Villa de Fuentelcésped que,
junto a Milagros, Pardilla y Santa Cruz de la Salceda, dependería de la
comunidad de Villa y Tierra de Montejo, aunque posteriormente ya en 1.239 se
integra en las posesiones del monasterio de La Vid como veremos a continuación.
Estas tierras quedaron pronto bajo la jurisdicción de
los señores de Aza, que lo serían también de Torregalindo años después. Entra
dentro de lógicas posibilidades que la primitiva iglesia románica, que ocupaba
menos de la mitad del espacio de la actual, y lógicamente de estilo románico se
levantara en el lugar indicado a mediados del S.XII o principios de XIII, como
se puede deducir, y casi con seguridad los mecenas de su construcción fueran
los citados señores de Aza, y también existe la posibilidad que estuviera
dedicada a la advocación de San Miguel. En 1.236, mientras Fuentenebro y Campillo eran
aldeas de esta villa. Fuentelcésped reconocía por señor a D. Fernando Gómez,
favorito del Rey Fernando IIl el Santo. Pertenecía este señor a las Casas de
Roa y Aza y en el año 1.217 hízose hermano del convento de Premostratenses de
La Vid, donde quiso ser enterrado. A cambio de este favor hizo donación al
convento del quinto de todos sus bienes, en el cual entraban sus posesiones en
el lugar de Fuentelcésped.
Pues bien, en
dicho año don Fernando Gómez, hizo donación del “mi lugar de Fuentelcésped” al Monasterio de la Vid y a su abad D.
Esteban, la donación incluye el “señorío”
don Fernando detentaba; y todo “porque
roguedes a Dios por la mi almae aya parte en vuestras oraciones y sacrificios”.
Tras la muerte de este, dos sobrinos y herederos suyos intentaron por todos los medios anular la donación, sin
poderlo lograr. Por lo tanto en 1.227 Fuentelcésped pasaría del señorío laico, o solariego con seguridad, al eclesiástico, denominado de abadengo.
Como he dicho anteriormente, sus sobrinos y herederos,
D. Gómez de Gonzalo y Doña Sancha de Gonzalo, no se conformaron con tal
donación y, alegando que el pueblo de Fuentelcésped no podía estar comprendido
en el quinto de la herencia, presentaron pleito al convento, pero en el mes de
marzo de 1.232 el Rey Fernando dictó sentencia, confirmando el derecho del
mismo. D. Fernando Gómez no tenía dominio sobre todo el término de
Fuentelcésped, puesto que en 1.254 D. Pedro Núñez de Guzmán, su esposa las
Casas de Guzmán y de Roa y estaba muy vinculado al convento de La Vid, donde se
hallaban enterrados sus padres D. Pedro Núñez y Doña Urraca García de Roa. La
esposa del primero, llamada Dña. Urraca García de Villamayor,
era señora de Gumiel de Mercado. Reunían en sus manos los esposos, pues, los
señoríos de Roa, de Guzmán y de Gumiel de Mercado. Esta venta dio lugar a un
segundo pleito contra el convento, que fue sustanciado a su favor en 1304 por
las Cortes de Toledo, presididas por Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III
“El Santo”. Con estos últimos datos, se pretende explicar la causa de la
pertenencia de la Villa de Fuentelcésped al monasterio de La Vid. Doña Urraca García y
su hijo D. Juan Pérez de Guzmán, poderosos señores castellanos, vendieron al
convento citado varias heredades, que poseían en el pueblo. D. Pedro Núñez de
Guzmán era señor
de las Casas de Guzmán y de Roa y estaba muy vinculado al convento de La Vid,
donde se hallaban enterrados sus padres D. Pedro Núñez y Doña Urraca García de
Roa. La esposa del primero, llamada Dña. Urraca García de Villamayor, era
señora de Gumiel de Mercado. Reunían en sus manos los esposos, pues, los
señoríos de Roa, de Guzmán y de Gumiel de Mercado. Esta venta dio lugar a un
segundo pleito contra el convento, que fue sustanciado a su favor en 1304 por
las Cortes de Toledo, presididas por Alfonso X el Sabio.
En los ciento veinte años que van entre 1.217 a 1.347, de la que datan una
docena de documentos referidos a Fuentelcésped, desarrolla una permanente pugna
entre el Monasterio y los señores feudales de la comarca por el control sobre
Fuentelcésped. Esa es la síntesis del sentido de la historia de ese periodo,
que es similar a la acaecida en otros territorios de la Corona de Castilla: la
lucha interna de las potestades feudales por hacerse con fuentes de ingresos
disputando entre sí. En esta lucha, el Monasterio de la Vid era uno más de los
contendientes, aunque tenía a su favor los títulos de propiedad y señorío más
antiguos –de 1.217, como he indicado-. Es por eso por lo que siempre
considerará a Fuentelcésped como algo suyo y que los señores feudales quieren
usurparle de mil maneras, como se verá.
(Sobre el Monasterio de La Vid)
En torno al año 1140
Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, dos nobles castellanos, que
habían profesado en la abadía francesa de San Martín de Laón regresaron a
Castilla en donde fundaron las dos primeras abadías premonstratenses españolas.
Sancho Ansúrez, con la eficaz ayuda de su poderosa familia, fundó el monasterio
de Santa María de Retuerta y Domingo Gómez de Campdespina el de Santa María de
Monte Sacro, situado en la orilla derecha del Duero a unos dos kilómetros del
emplazamiento actual del monasterio. Pocos años después, en 1152, Alfonso VII
confirmaba a la Iglesia de Santa María de Monte Sacro, a su abad Domingo y a
sus sucesores la propiedad de "illo loco qui vocatur Vide", poniendo
como condición que "ibi sub beati Augustini regula commorantes abbatiam
constituatis". Las obras de construcción de la primitiva abadía duraron
seis o siete años, según recoge alguna de las crónicas premonstratenses que se
conservan en el archivo del monasterio, lo que permite suponer que alrededor de
1160 la comunidad de Monte Sacro se había instalado ya en el nuevo monasterio vítense.
Pero ¿Serían los monjes premostratenses de La Vid los que trajeron de Francia
la cultura del viñedo a la comarca? . Ellos poseían sus viñedos y bodegas en La
Vid, allí llegaron en 1.142 comenzando a edificar el monasterio en 1.156
Respecto al cultivo del viñedo en el término de
Fuentelcésped tenemos noticias por un documento del siglo XIII, correspondiente
al monasterio de La Vid, de que se tasaba en cuatro dineros el que llamaban
«quarterón» de vino de Fuentelcésped (quizá la cuarta parte de la «fazada»), y
en 1338 la cántara valía maravedí y medio.
Sería en el año de 1254 cuando Pedro
Núñez de Guzmán vende a la Vid por 1000 maravedís fincas, casas, solares y “arroturas” que ha mandado hacer en
Fuentelcésped. Esto indica que a pesar de que el señorío y la propiedad lo
detentaba el Monasterio, los poderosos se atrevían a colonizar el territorio de
la aldea para luego vender a la Vid las mejoras realizadas
A pesar de las sentencias favorables al
convento, de que acabamos de hacer mención, no disfrutó éste con tranquilidad
de sus posesiones en el pueblo, pues, según nos dice un folleto anónimo,
editado en Aranda en 1911, el Monasterio arrendó sus tierras en 1.304 y 1316
respectivamente a Pedro Martínez de Teroa y a Diego Ordóñez de Teroa, pero los
arrendadores no cumplieron las condiciones del contrato y el Abad consideró conveniente
a sus intereses volver a arrendar parte o la totalidad de lo arrendado, pues en
1.326 La Vid arrienda la aldea de Fuentelcésped al mismo Diego Ordoñez por 18
años y la misma renta -4.000 maravedís- “con
todos sus términos y todos sus vasallos, solares poblados e por poblar, a
heredamientos e viñas de pan e vino llevar…”
Respecto al proceso de roturación de la
tierra inculta y a los primeros cultivos, consta que ya en la época medieval se
labraban, aparte de tierras de “pan
llevar” dedicadas a trigo y otros
cereales, viñas. En un documento de escritura de bienes raíces otorgada en
1.346 por Ramir Flores al Monasterio de la Vid se citan numerosas viñas
situadas en el término de la aldea de Fuentelcésped. Este documento es
interesante también porque menciona como linderos una viña “del capellán de Santa María de Nava” y “la carrera del molino”, lo que indica que a mediados del siglo XIV
ya tenía culto institucionalizado la Virgen de Nava y ya se había construido un
molino. Pero lo más interesante, nos relataba también Ángel García Sanz, que el documento cita
bastantes viñas, lo que descarta que el viñedo fuera cosa de la época moderna:
ya existía en el medioevo, aunque su extraordinaria difusión no ocurra hasta
los siglos XVII y XVIII. Casi con seguridad la historia interna de
Fuentelcésped durante sus cinco primeros siglos de existencia – entre los
siglos XI-XV- fue en sus rasgos fundamentales como se ha descrito más en base a
la imaginación que a los documentos. Sin embargo se han conservado documentos
de la época, que por supuesto no se refieren a la historia interna de la
comunidad de los primeros pobladores de Fuentelcésped, sino a conflictos sobre
propiedad, señorío y competencias jurisdiccionales que tenían como objeto
Fuentelcésped, conflictos en los que no intervenían, aunque si los sufrían, los
vecinos de la aldea: los protagonistas de estos conflictos eran los poderosos
de la comarca, los señores feudales de villas próximas – Haza, Roa, etc.…- y
también los abades de Monasterio de la Vid. Unos y otros se disputaban el
control de la aldea de Fuentelcésped, en otras palabras, quién de entre ellos
ostentaba el poder sobre la aldea y quien cobraba tributos y rentas a los
vecinos.
Aunque solo sea una suposición, es
presumible que desde su fundación –Siglos X, XI o principios del XII- fuese una aldea de realengo, es decir,
dependiente jurisdiccionalmente de la
administración del rey y que sería posteriormente cuando se vio sometida a
señorío, que consiste en una jurisdicción intermedia entre el rey y los
vecinos, el poder de los señores feudales. El estar sometido a señorío
implicaba denotar una increíble falta de autonomía municipal, puesto que el
señor nombraba al alcalde y otros cargos del concejo. Lo mismo sucedía con la
falta de autonomía judicial para pleitos
de escasa cuantía, que eran resueltos por los jueces nombrados por el señor
feudal. Otrosí: Los vecinos estaban obligados a pagar al señor tributos, rentas
e impuestos que les señalara, aparte de los impuestos que debieran pagar al
rey.
El señorío como tal, constituía una
situación bastante incómoda, ya que implicaba un sometimiento al señor, que ni
siquiera era el rey, lo cual hubiera sido más llevadero. Por lo demás, existían
señores “buenos” que exigían poco y
otros que eran “malhechores feudales”
los cuales aprovechaban su poder – y su fuerza: tenían mesnadas de soldados a
su mando- para cometer tropelías y sinrazones con los vasallos. Alguno de estos
señores “malhechores feudales” hubo
de soportar la aldea de Fuentelcésped, como veremos a continuación.
Se suscitaron los pleitos
correspondientes, en los que se consideró parte contendiente Diego Ramírez
Flores y de Guzmán y su mujer María González de Haza, que reclamaban al
convento propiedades y derechos de que disfrutaban en el término de
Fuentelcésped. Estos pleitos terminaron con una avenencia en 1346, merced a la
cual Diego Ramírez vendió al convento todos los bienes que poseía en el pueblo
con las importantes mejoras que había introducido en las tierras. El convenio
fue confirmado por el Rey Alfonso XI ,El Justiciero, - hijo de Fernando IV y por consiguiente nieto
de María de Molina, es de notar que bajo
su reinado se produjo un considerable aumento de la potestad regia y un
fortalecimiento jurídico de la figura del rey frente a la nobleza.- quien en 8
de enero de 1.347 libró ejecutoria en Villarreal contra Diego Ordóñez de Teroa
por haber faltado a lo escriturado con el convento, «mandando le restituyese lo que le había enajenado y que restituyese y
pagase a los vasallos del convento, en el lugar, cerca de 6.000 maravedís, que
habían pagado por él y les dejase libres de las fianzas que por él habían hecho
de censos a moros, a judíos y a cristianos», según nos dice el autor del
citado folleto anónimo. Por no citar la desvergüenza de tomar dinero prestado
de judíos de Aranda y de Ayllón,
obligando al conjunto de los vecinos de la, entonces, aldea de Fuentelcésped a
ser fiadores de tales prestamos. Al no devolver los señores los dineros
prestados, la responsabilidad del reintegro ha pasado al humilde vecindario de
Fuentelcésped, que no tienen posibles. Ante tal situación es el Monasterio
quien se ve precisado a hacerse cargo de estas deudas para librar a sus
vasallos de la acción de la justicia –confiscación de bienes, encarcelamiento…-
que sería fatal para la persistencia de la aldea. Son 10.200 maravedís los que
la Vid ha de pagar a los prestamistas.
De los términos de esta sentencia hemos
de deducir que por estas fechas había ya en el pueblo algunos vecinos que
disfrutaban de holgada situación económica, puesto que podían avalar
operaciones financieras de los arrendadores. Confirma esta opinión el hecho de
que, después que Ramírez Flores firmó la escritura de venta de sus bienes al
convento, en 5 de febrero de 1347, el Abad y sus monjes hicieron trato de
arrendamiento de sus tierras a veinte vecinos del lugar, como detallaremos poco más adelante.
Años antes, concretamente en 1.307 y
1.312 sufrió Fuentelcésped una disputa sobre sus términos. En este caso es la
villa de Montejo, distante media legua, la que pretende absorber a la aldea: “porque Montejo decía que eran todos
comuneros y non tenía términos Fuente Çesped, ni estaban amoxonados…”
Es el Monasterio de la Vid el que
reclama ante el rey por esta pretensión de Montejo. Se nombran apeadores y se
fijan mojones, todo lo cual fue confirmado por sentencia por el rey Alfonso XI.
Es de comprender que a la altura del año
1.347 el susodicho Monasterio estuviera escarmentado por los continuos
conflictos que se había visto obligado a mantener y que le habían ocasionado
fuertes desembolsos para mantener a Fuentelcésped bajo su señorío y propiedad. La
causa fundamental de todo ello no había sido otra que el haber arrendado la
aldea a personas poderosas. Por ello,
desde 1347, la Vid arrendará la aldea a los veinte vecinos de ella (El equivalente a 80 habitantes) – Primer dato de la población de
Fuentelcésped-, gente humilde de la que nada malo cabía esperar sino el pago
puntual de la renta fijada. En 1497 el arrendamiento se había convertido en un censo, esto es una cesión perpetua del
dominio útil de la tierra a cambio de un canon fijo de renta. Esta modalidad de
cesión del usufructo de la tierra era más ventajosa para los vecinos que el
arrendamiento, el cual expiraba cada cierto tiempo y permitiría al monasterio
incrementar la renta.
El Monasterio estaba en lo cierto en
proceder así: son raras las usurpaciones desde 1.347 a 1.556-1560. No obstante
conocemos una perpetrada en 1.380 por don Juan González de Avellaneda, a quien
la Vid había entregado Fuentelcésped “en
comendación”, esto es, para que defendiese a los vecinos de los abusos de
otros señores., pero, poco después, el convento hubo de acudir, una vez más, a
los tribunales para que le fuesen reconocidos sus derechos sobre Fuentelcésped
contra D. Juan González de Avellaneda, que era de suponer vecino de Aranda. A
pesar de todos estos avatares el Monasterio logró mantener su poder sobre
Fuentelcésped hasta bien entrado el siglo XVI.
A partir de finales del S-XIV, es
entonces cuando la aldea de Fuentelcésped comenzó a prosperar y sus habitantes
aspiraron a comprar su independencia municipal, pero habrían de pasar aún dos
siglos antes de que llegasen a tener las condiciones necesarias para conseguir
sus legítimas aspiraciones, pero tales noticias las conoceremos a partir del final
de reinado de Carlos I, el primer Habsburgo.
Se dice que por estos siglos hubo una
aldea dependiente del pueblo, llamada Santiago de Nava, situada en el término
del Quiñón y que la cual en el año de
1548 había desaparecido. La independencia del municipio se obtendría a mediados
del siglo XVI, poco después de esa fecha y sería entonces, nunca antes, cuando
cambiaría la titularidad de aldea por la dignidad de Villa.
Jesús García y Jiménez
Cronista Oficial de la Villa de Fuentelcésped.
Jesús García y Jiménez
Cronista Oficial de la Villa de Fuentelcésped.
CONTINÚA EN CRONICAS HISTÓRICAS SOBRE
LA VILLA DE FUENTELCÉSPED II
(SIGLOS XV-XVIII)
ALAIN
Hurrz DE LEMPS, «Vignobles et vins du Nord-uest de L'Espagne».
ANÓNIMO,
«Noticias históricas de la Villa de Fuentelcésped>. Aranda de Duero.
Imprenta de Pedro Díaz Bayo. 1911.
Archivo
Municipal de Fuentelcésped
Archivo
Parroquial de Fuentelcésped.
Archivo
particular del autor. DÁVILA JALÓN, VALENTIN; «Espigando en la historias.
Artículo publicado en «Diario de Burgos». Reseña Estadística de la Provincia de
Burgos.
SANZ
ABAD, PEDRO, «Historia de Aranda de Duero». Burgos, 1975.
VELASCO
PEREZ, SILVERIO; «Memorias de mi Villa y de mi Parroquia». Madrid, 1925.
ZAPARAÍN
YAÑEZ, Mª José; Fuentelcésped, la Villa y su Patrimonio. 1998
SANZ
ABAD, PEDRO; <<Noticias históricas y documentales de la villa de
Fuentelcésped>>
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