CRÓNICAS DE LA VILLA DE FUENTELCÉSPED

Creando futuro, recuperando el pasado

jueves, 16 de abril de 2015

1687. El año que Fuentelcésped se negó a pagar el Voto de Santiago.



U
no de los impuestos más antiguos del reino fue el referido Voto de Santiago, una extraña artimaña o invención del obispo de Compostela, arduo de recabar los maravedíes de castellanos y demás regiones de España a favor de la mitra compostelana.

Este impuesto se origina en la conocida, y a la vez tan inexistente como irreal, Batalla de Clavijo y que a su vez tuvo su umbral en el conocido hasta entonces “Tributo de las cien doncellas”; puesto que dicho tributo es un tópico historiográfico que habría consistido en el reconocimiento por parte del Reino de Asturias de la supremacía del Emirato de Córdoba; aunque la historia la deformaron de algún modo.

Sería en el año 783, cuando Mauregato toma el trono de Asturias con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago del tributo de las cien doncellas por su colaboración. En 788, los condes Arias y Oveco se rebelaron contra el rey Mauregato y lo mataron como venganza de haber otorgado a los moros tal tributo. El rey Bermudo I, su sucesor, quiere acabar con el tributo, sustituyéndolo por un pago en dinero. A Bermudo le sucede Alfonso II el Casto (791–842), quien rechaza también el tributo en dinero, y entra en batalla con los moros para evitar su pago, venciendo en la batalla de Lutos y matando al capitán moro Mugait, con lo que consigue su propósito.

Pero según mitos, nos ha llegado hasta la actualidad otra versión similar que enmascara, o más bien mitifica, de algún modo la anterior:
En el siglo VIII el rey Mauregato se comprometió a entregar a los árabes, como tributo, cien doncellas cada año, la mitad nobles y mitad plebeyas. Éste impuesto de seres humanos destinados a una esclavitud con el moro causa, lógicamente  una gran consternación entre los cristianos. Sería el rey Ramiro I, sucesor de Alfonso el Casto, quien decidiría finalizar con tan humillante impuesto y comunicándolo al rey moro Abderramán. Él caudillo árabe dispuso un ejército de unos doscientos mil hombres y los envió al reino cristiano con la intención de sofocar dicha rebeldía. El rey Ramiro convoca con urgencia en León a todos los nobles, obispos, arzobispos, abades y demás notables del reino, como a todos los villanos, para presentarle batalla en defensa de lo que en conciencia tenían como derecho. Se entabló una confrontación bélica entra ambos bandos en  Albelda de Iregua, La Rioja actual, acabando con la derrota de los cristianos, en inferioridad numérica. Sería aquella misma noche cuando se aparece el apóstol Santiago al rey Ramiro vaticinándole que al día siguiente lucharía junto a sus huestes en el campo de batalla.  Sería en la localidad riojana de Clavijo, muy cerca del lugar donde la jornada anterior los cristianos habían sido derrotados, se le vio surgir resplandeciente, montado en un caballo blanco, con una  espada flamígera en la diestra y capitaneando las tropas cristianas, arremetió contra el enemigo al grito de “Santiago y Cierra España”. Tras una lucha fiera hicieron retroceder al ejercito moro al otro margen de Ebro,  sirviendo esta gesta celebrada, según la mitología convertida en leyenda, en el Campo de la Matanza (Cerca de Clavijo) para cerrar definitivamente el nefasto tributo que todavía grupos de doncellas celebran en muchas localidades, principalmente riojanas.

Pero de algún modo el obispo de Compostela, que de algún modo antes se había ganado los favores de los Freires de Cáceres convirtiéndoles en la orden de caballería de Santiago, instaura otro impuesto, pero este en metálico y especies, que de algún modo agobia económicamente a la mayoría de “contribuyentes”.  Un impuesto del que artesanos, eclesiásticos e hidalgos estaban exentos.  

Sin embargo, ya entonces los eruditos historiadores descubrieron que el origen del Voto era una falsificación del siglo XII con la que se había sacralizado –blindado, diríamos hoy- una renta anterior. La manipulación de documentos históricos era una habilidad de la Iglesia, como es patente con las Donaciones de Constantino, falsificación origen del poder temporal de los papas en Roma.(Luis Reyes,16/10/2012 revista Tiempo)

El Voto como renta eclesiástica tuvo una importancia capital para el sostenimiento de las instituciones que la percibían: al arzobispo y        al cabildo compostelano, sus destinatarios naturales, les correspondían los votos de Galicia, Castilla- León y tierras al sur del Tajo, con la salvedad del            antiguo reino de Granada en donde el arzobispo fue excluido de la donación de los Reyes católicos de 1492 que instauraba la renta en ese territorio. Aunque hogaño, quedan “flecos” y pechas de dicho impuesto pululando por la geografía, serían los, entonces segovianos, quienes muchos años después plantaron cara al obispo por abuso de poder.

En 1678, el Arzobispo de Santiago, con el Deán y Cabildo, habían intentado cobrar el Voto de Santiago, presentando una demanda en la Real Chancillería de Valladolid el 6 de junio. A pesar de la oposición de Iscar, Fuentidueña, Montejo, Maderuelo, Fresno de Cantespino y sus tierras, además de las villas de Fuentelcésped, Traspinedo, Castrillo de Duero, Pardilla, Riaza y Sepúlveda.  El 12 de mayo de 1687 el juez falló: “atento los autos y meritos del provecho de este pleito y causa que sin embargo de todo lo dicho por parte de las dichas villas de Maderuelo y Fresno de Casntespino y demás villas y lugares contenidos en la cabeza de esta sentencia, debo condenar y condeno a todos los vecinos y moradores de ambos estados, asi caballeros, hijosdalgos, libertados y privilegiados labradores y cosecheros de grano y vino que al presente son y fueran de aquí adelante de las dichas villas y lugares a que cada uno pague a los dichos Arzobispo, Dean y Cabildo de Santiago y a sus administradores que al presente son y adelante fueren para siempre jamas media fanega” (…).
El 27 de agosto de 1687 se celebró una reunión en el ayuntamiento. Los procuradores se oponían al pago del Voto de Santiago en Galicia de: “media fanega del mejor pan de cada yugo de bueyes bestias y azémilas y una cántara de vino de cada un año (…[porque]…), esta Villa y Tierra está libre y essenta por costumbre ynmemorial y egecutoria ganada en contradictorio Juyçio contra dicha Yglesia de Santiago”.
A pesar de las apelaciones, la nueva sentencia del 22 de noviembre de 1695 confirmó la de 1687, con la excepción de la exención de Sepúlveda y su Tierra. Mejor fortuna tuvieron Maderuelo y su Tierra y Fresno y su Tierra en 1696, eximiéndolas la Real Chancillería  de Valladolid del Voto de Santiago “por hallarse en los límites avanzados del Reino de Castilla, con sus cartas pueblas y foreras de los primeros Condes y Reyes".
  Fuentes: Ronald Cueto Ruiz, Santa María del Castillo. Segovia, 1980.

En resumen, salvo Maderuelo y Fresno de Cantespino, el resto incluido Fuentelcésped su petición fue totalmente desestimada. Serían los liberales reunidos en las Cortes de Cádiz quienes decretaron hace poco más de 200 años la abolición del Voto de Santiago, y de paso nombraron patrona de España a Santa Teresa. Por poco tiempo, pues la vuelta a España del Deseado, el nefasto Fernando VII, supuso la reimplantación del absolutismo y con él la vuelta del privilegio jacobeo... igualmente de forma pasajera, pues la revolución liberal de 1821 lo suprimió de nuevo


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